Nuestros primos extintos, los neandertales, habrían inventado un método complejo para transformar la corteza de abedul en pegamento, lo que indica que probablemente, incursionaron en la química.
Los científicos han descubierto evidencia de las habilidades cognitivas avanzadas de los neandertales, lo que demuestra que no eran solo seres primitivos. Tras analizar muestras del antiguo adhesivo que nuestros primos extintos emplearon para crear alquitrán de abedul como forma de pegamento para unir piedra con hueso tanto en madera como herramientas y armas, los investigadores descubrieron que probablemente se sintetizó en cámaras subterráneas que restringían el flujo de oxígeno.
El estudio, realizado recientemente por investigadores de la Universidad Eberhard Karls de Tübingen en Alemania y publicado en la revista Archaeological and Anthropological Sciences arroja luz sobre la técnica compleja que usaron para crear este prehistórico y pegajoso pegamento. Y es que, uno de los atributos de la inteligencia humana es la capacidad de sintetizar sustancias y materiales que no se encuentran en la naturaleza; como es este caso.
El alquitrán de abedul utilizado por los neandertales es anterior a cualquier adaptación conocida de los humanos modernos por hasta 100.000 años y, en su uso para distintas herramientas y armas, se beneficiaron de su cualidad de ser resistente al agua y de la descomposición orgánica.
Como tal, el alquitrán de abedul es la sustancia sintética más antigua jamás descubierta.
Pero, ¿cómo hicieron el pegamento?
Para determinar cómo se hizo el alquitrán, los investigadores analizaron dos muestras de un yacimiento neandertal en Alemania llamado Königsaue. Luego, compararon estas muestras con docenas de referencia que los investigadores crearon utilizando cinco técnicas diferentes de la Edad de Piedra (dos sobre el suelo y tres bajo tierra). Descubrieron que el alquitrán de abedul producido bajo tierra contenía altos niveles de un polímero natural llamado suberina mientras que el alquitrán producido al quemar la corteza sobre el suelo, no. Esto es, las antiguas muestras de alquitrán coincidían con el proceso de fabricación subterráneo. Este es un marcador muy obvio de la complejidad cognitiva de la que eran capaces los neandertales, ya que las técnicas de transformación subterráneas son más difíciles de ejecutar que las técnicas de superficie.
Los resultados de este experimento indican una marca clara en el alquitrán que distingue entre los enfoques por encima y por debajo del suelo, dependiendo de la disponibilidad de oxígeno durante la extracción. Con todo, es probable que su método fuese evolucionando a través de la experimentación.
Según comentan los autores, "destilaron alquitrán en un ambiente subterráneo creado intencionalmente que restringió el flujo de oxígeno y permaneció invisible durante el proceso". Sin duda, este complejo proceso no fue espontáneo; un hallazgo que tiene implicaciones para nuestra comprensión de la evolución cognitiva de los neandertales porque los abedules no muestran ningún exudado visible que pudiese haber sido reconocido como un adhesivo potencial.
Según la creciente evidencia arqueológica, los neandertales estaban más avanzados de lo que se creía. Este estudio desafía nuestras percepciones de la inteligencia humana y mejora nuestra comprensión de los neandertales.