El Telescopio Espacial James Webb, de la NASA, ha logrado un hito significativo al captar una imagen de una protoestrella en su etapa más temprana de desarrollo.
Esta protoestrella, ubicada en el centro de HH 211, un objeto de Herbig-Haro, ofrece una visión única de cómo era nuestro propio Sol en sus primeros días. La masa de esta protoestrella es tan solo el 8% de la de nuestra estrella actual.
Las protoestrellas, como la observada en HH 211, son estrellas recién nacidas que aún están envueltas en gas y polvo de la nube molecular en la que se formaron. Estas regiones luminosas se forman cuando los vientos estelares o chorros de gas chocan con el gas y el polvo circundantes a altas velocidades, creando ondas de choque.
Las imágenes infrarrojas resultan esenciales para estudiar estos objetos, ya que el gas y el polvo son oscurecidos por la emisión infrarroja de los flujos estelares que los atraviesan.
La capacidad del Telescopio Espacial Webb para captar luz infrarroja ha permitido obtener una imagen sin precedentes de HH 211. En la imagen publicada por la NASA, se observan arcos de choque hacia el sureste y al noroeste, junto con un estrecho chorro bipolar que los impulsa. Los investigadores han notado que el chorro interior muestra una simetría especular en ambos lados de la protoestrella central, lo que sugiere que podría tratarse de una estrella binaria no resuelta.
Comparando las observaciones anteriores realizadas con telescopios terrestres, se ha determinado que el flujo de salida de esta protoestrella es relativamente lento en comparación con estrellas más maduras con flujos similares. Las velocidades de las estructuras de salida internas se estiman en aproximadamente 80 a 100 kilómetros por segundo, y la diferencia de velocidad con la onda de choque circundante es mínima.
Los investigadores han concluido que las emisiones de protoestrellas jóvenes, como la que se encuentra en HH 211, están compuestas principalmente de moléculas. Esto se debe a que las velocidades comparativamente bajas de las ondas de choque no tienen la energía suficiente para dividir las moléculas en átomos e iones más simples.