Mercurio, el planeta más cercano al Sol, ha estado experimentando un fenómeno intrigante que ha mantenido a los astrónomos y astrofísicos en suspenso durante algún tiempo: está encogiéndose.
Este misterio que rodea al planeta se ha aclarado recientemente, gracias a un grupo de expertos cuyos hallazgos se han publicado en la revista Nature Geoscience.
La pregunta clave que ha desconcertado a los científicos durante años es cómo y por cuánto tiempo Mercurio ha estado sufriendo esta contracción. La respuesta se encontró en las "arrugas" que surcan su superficie, similares a las que aparecen en una manzana envejecida.
Estas arrugas son el resultado de la contracción térmica del núcleo del planeta, un proceso que ha estado ocurriendo durante miles de millones de años.
La primera pista sobre este fenómeno fue descubierta en 1974, cuando la sonda espacial Mariner observó las primeras arrugas en la superficie de Mercurio. Sin embargo, fue el satélite Messenger, que orbitó el planeta entre 2011 y 2015, el que confirmó la teoría al descubrir numerosas arrugas adicionales.
El estudio más reciente revela que Mercurio ha estado encogiéndose durante aproximadamente 3 mil millones de años, un hallazgo sorprendente que ha dejado a los científicos asombrados. Estas arrugas han atravesado cráteres con millones de años de antigüedad y, al mismo tiempo, han sido cortadas por marcas de impactos más recientes, lo que indica una contracción continua.
Este proceso de encogimiento ha provocado innumerables temblores en el planeta, dejando marcas notables que datan de al menos 300 millones de años, lo que se considera "relativamente reciente" en términos astronómicos.
La validación de estos hallazgos está programada para llevarse a cabo a partir de 2026, cuando la misión BepiColombo, una sonda euro-japonesa, comenzará a orbitar Mercurio.
Esta misión proporcionará datos adicionales que ayudarán a confirmar y profundizar nuestra comprensión de este fascinante fenómeno que afecta a nuestro vecino más cercano en el sistema solar.