Un equipo internacional de astrofísicos ha logrado un avance asombroso al desentrañar la misteriosa relación entre los enigmáticos estallidos rápidos de radio (FRBs) y las gigantescas hipernebulosas en el vasto espacio cósmico.
Este hallazgo se ha logrado gracias a imágenes de alta resolución capturadas por la red europea de Very Long Baseline Interferometry (EVN), que incluye la antena de Yebes en Guadalajara, España, junto con otras antenas en Alemania, Italia, Letonia, Países Bajos, Polonia, Reino Unido y Suecia.
Los FRBs son fenómenos fugaces que provienen de galaxias extremadamente distantes y duran solo milisegundos, pero liberan una cantidad de energía equiparable a la emitida por el Sol en un día entero. Si bien la mayoría de los FRBs son eventos únicos, algunos se repiten intermitentemente, lo que los convierte en objetivos ideales para la observación con telescopios y antenas terrestres.
Hasta ahora, el objeto astrofísico conocido como FRB 20121102A era el único que se había identificado como generador de múltiples FRBs y estaba situado en una hipernebulosa. Sin embargo, un equipo de investigadores recientemente descubrió un segundo FRB, denominado FRB 20190520B, también asociado a una hipernebulosa, utilizando el telescopio chino FAST.
Crédito: Danielle Futselaar
La clave de este último avance radica en las imágenes de alta resolución obtenidas al combinar las antenas de la red EVN, que permitieron a los científicos estimar que la hipernebulosa tiene un diámetro de menos de 30 años luz, una dimensión relativamente pequeña en comparación con otras nebulosas similares.
Además, estas imágenes revelaron que la hipernebulosa brilla cientos de miles de veces más intensamente que nuestro propio Sol, convirtiéndola en un objeto celestial notablemente brillante.
Según los astrónomos, varios FRBs son generados por estrellas de neutrones con campos magnéticos extremadamente poderosos, conocidas como magnetares.
Estos objetos emiten un potente viento que crea una nube a su alrededor. Los modelos teóricos sugieren que la hipernebulosa asociada a FRB 20190520B y FRB 20121102A tiene una edad estimada de entre 4 y 1900 años, lo que la convierte en una de las hipernebulosas más jóvenes registradas hasta ahora.
Sin embargo, persisten preguntas intrigantes, como la posibilidad de que la hipernebulosa sea el resultado de partículas emanadas por un agujero negro o la interacción entre estrellas de neutrones y una estrella cercana.
El astrofísico español Benito Marcote, coautor del estudio, señaló que estos dos FRBs son especialmente notables, ya que ambos emiten estallidos con frecuencia, se encuentran en galaxias enanas y habitan en regiones estelares con condiciones extremas. Esto podría indicar la existencia de una población de objetos astrofísicos jóvenes que generan FRBs de manera regular.
No obstante, aún queda por resolver el enigma de por qué objetos mucho más antiguos también pueden producir FRBs. Los investigadores sostienen que se necesitarán más observaciones y datos para comprender completamente estos misteriosos eventos cósmicos y determinar si todos los FRBs son generados por magnetares o si existen diversas fuentes capaces de producir estos fugaces destellos en el universo.