En nuestra era moderna, los mosquitos hembra son los que buscan sangre como fuente de proteínas para reproducirse, mientras que los machos se alimentan de néctar de flores. Sin embargo, un nuevo hallazgo científico revela que esta no siempre fue así.
En un nuevo descubrimiento, paleontólogos han encontrado evidencia de que los mosquitos machos del Cretácico también eran hematófagos, es decir, se alimentaban de sangre.
Este fascinante hallazgo proviene de dos mosquitos machos fósiles preservados en ámbar, que datan de hace entre 140 y 100 millones de años.
Los especímenes, que pertenecen al Cretácico Inferior, muestran piezas bucales alargadas, perforadoras y chupadoras, características que en la actualidad solo se encuentran en las hembras modernas, las cuales son las únicas que muerden o pican para obtener sangre.
El estudio, publicado en la revista Current Biology, ha sido descrito como "un descubrimiento importante en la historia evolutiva de los mosquitos" por el paleontólogo líder del equipo.
Los mosquitos machos actuales no se alimentan de sangre debido a que sus piezas bucales perforadoras, conocidas como probóscides, no son lo suficientemente fuertes como para perforar la piel, lo que los diferencia de las hembras que sí pueden picar y transmitir enfermedades.
El ámbar libanés en el que se encontraron estos fósiles es especialmente significativo, ya que es uno de los ámbares más antiguos que contiene inclusiones biológicas intensivas. Su formación coincide con la aparición de las plantas con flores en el paisaje del Cretácico, lo que podría tener una relación con el comportamiento hematófago de los mosquitos machos de esa época.
Se cree que la hematofagia, es decir, la capacidad de chupar sangre de otros animales, evolucionó a partir de piezas bucales perforadoras y chupadoras utilizadas para extraer fluidos de plantas en lugar de animales. Sin embargo, rastrear esta evolución ha sido un desafío debido a las lagunas en el registro fósil de insectos.
Este descubrimiento arroja nueva luz sobre la paleodiversidad de los mosquitos mesozoicos y puede ayudar a comprender por qué los mosquitos machos de la era del Cretácico se alimentaban de sangre y por qué este comportamiento cambió con el tiempo. Los científicos planean investigar más a fondo este enigma en futuros estudios.