Un grupo internacional de astrónomos, utilizando el radiotelescopio MeerKAT en Sudáfrica, ha anunciado el hallazgo de un objeto cósmico nuevo y desconocido en la Vía Láctea.
Este objeto, ubicado a unos 40,000 años luz de distancia en el denso cúmulo globular NGC 1851, presenta características que desafían las categorías astronómicas convencionales.
Los expertos, provenientes de instituciones destacadas como la Universidad de Manchester y el Instituto Max Planck de Radioastronomía, observaron este objeto en órbita alrededor de un púlsar de milisegundos que gira a una velocidad asombrosa.
Publicando los detalles en la revista Science, Ben Stappers, director del proyecto en el Reino Unido, expresó que las posibilidades sobre la identidad del objeto son "apasionantes".
Se especula que este objeto podría ser un sistema binario púlsar-agujero negro, una combinación muy deseada en la comunidad astronómica. Este tipo de sistema se considera fundamental para probar la teoría de la relatividad general de Einstein.
Asimismo, la presencia de una estrella de neutrones pesada en este cúmulo globular ofrece la oportunidad de obtener nuevos conocimientos sobre física nuclear en condiciones de densidad extrema.
NGC 1851 | NOIRLab
Las estrellas de neutrones, remanentes densos de estrellas extintas, tienen límites de masa bien establecidos. Sin embargo, el nuevo descubrimiento se encuentra en una "brecha de masa" intrigante, con una masa estimada entre 2,09 y 2,71 veces la masa solar.
Esta zona, que ha desconcertado a la comunidad astronómica durante mucho tiempo, presenta un vacío entre las estrellas de neutrones más pesadas y los agujeros negros menos masivos conocidos.
El cúmulo globular NGC 1851, donde se realizó el hallazgo, es una región densa de estrellas antiguas que interactúan entre sí. Los astrónomos especulan que una colisión entre dos estrellas de neutrones podría haber dado origen al objeto masivo que ahora orbita el púlsar de radio en este cúmulo.
A pesar de la incertidumbre sobre la naturaleza exacta de este objeto, los científicos, incluyendo a Ewan Barr y Arunima Dutta, destacan la singularidad del descubrimiento. Sea cual sea su origen, este objeto cósmico proporciona un laboratorio único para estudiar las propiedades de la materia en las condiciones más extremas del universo.
“Independientemente de su origen, el descubrimiento de un objeto compacto con una masa entre 2,09 y 2,71 masas solares en un cúmulo globular tiene implicaciones fascinantes”, resume Maya Fishbach, de la Universidad de Toronto, en un comentario de apoyo también publicado en Science.