Investigadores de diversas universidades estadounidenses han confirmado recientemente que la Luna, a pesar de su aspecto sereno y antigüedad de 4,500 millones de años, está experimentando un fenómeno sorprendente: se está encogiendo.
Este fenómeno es atribuido a la continua actividad de su núcleo, que se enfría gradualmente desde 2010, según los análisis de la nave de Reconocimiento de la Órbita Lunar (LRO) de la NASA.
El proceso de encogimiento, que ocurre a una velocidad extremadamente lenta de unos 100 metros en varios millones de años, provoca la formación de fallas en la frágil superficie lunar. Similar a una uva que se arruga al convertirse en pasa, la Luna experimenta colisiones de secciones de su corteza, generando actividad sísmica.
En un estudio reciente publicado en The Planetary Science Journal el 25 de enero, el autor principal, Thomas R. Watters, señaló que estos hallazgos sugieren la posibilidad de terremotos lunares poco profundos, capaces de producir fuertes temblores en la región del polo sur, donde se registra la mayor actividad sísmica.
Además de la actividad interna, la falta de atmósfera en la Luna también desempeña un papel en la formación de fallas. Impactos de asteroides y cometas a lo largo de millones de años han golpeado la superficie lunar, generando cráteres y contribuyendo a la actividad sísmica.
Estos impactos también plantean desafíos para futuras misiones lunares y la instalación de bases en el polo sur, elegido para la misión Artemis III en 2026.
Muestras de inestabilidad en el polo sur lunar debido a la actividad sísmica. Imagen: NASA/LROC/ASU/Smithsonian Institution.
A pesar de que la misión no está en riesgo de suspenderse, los científicos de la NASA advierten sobre la necesidad de comprender mejor el peligro sísmico para las futuras actividades humanas en la Luna. Renee Weber, coautora del estudio, destaca la importancia de obtener nuevos datos sísmicos a nivel global, no solo en el polo sur.
Para abordar estas preocupaciones, la NASA tiene planes de enviar dos sismógrafos a la Luna en 2025 como parte de la misión InSight Mars. Estos instrumentos medirán y registrarán con detalle sin precedentes el impacto de meteoritos en la actividad sísmica lunar, proporcionando información crucial para la seguridad de futuras misiones.
A medida que la exploración espacial avanza, la capacidad de prever y entender variables como la actividad sísmica se vuelve crucial para garantizar la supervivencia humana en entornos extraterrestres. La tecnología actual, evidenciada por las misiones en Marte, allana el camino para futuras conquistas espaciales, aunque se reconoce que este logro tomará varias décadas.