Desde hace décadas, la NASA nos ha deleitado con imágenes fascinantes de los amaneceres y atardeceres en Marte, cortesía de sus robots exploradores.
En un viaje temporal, en 1976, el módulo Viking 1 nos ofreció el primer vistazo a cómo se veía el Sol sumergiéndose en el horizonte marciano.
Desde entonces, una serie de exploradores robóticos han seguido compartiendo estas vistas con la Tierra.
“Estas vistas incluyen imágenes con color corregido en tonos azules que brindan una vista previa de lo que los exploradores humanos en Marte podrían observar algún día mientras se relajan después de una intensa jornada de trabajo en el cuarto planeta”, sostuvo la NASA.
Una de las imágenes más memorables llegó en 2005, cortesía de Spirit, otro explorador marciano de la NASA.
Luego, en 2015, Curiosity nos regaló otra vista, esta vez en un hermoso azul, del Sol desapareciendo tras el horizonte marciano, convertida en un breve cortometraje por el equipo de imágenes.
La más reciente colección de fotografías data del 2019, cuando el módulo InSight de la NASA capturó varios amaneceres y atardeceres en Marte, incluso capturando partes de la propia nave en una llanura polvorienta.
Según la NASA, las imágenes del atardecer y el ocaso marciano ayudan a los científicos a determinar hasta cuán alto en la atmósfera se extiende el polvo marciano y les permiten buscar polvo o nubes de hielo.
“Otras imágenes han mostrado que el brillo del ocaso permanece visible, aunque cada vez se torna más tenue, por hasta dos horas antes del amanecer o después del atardecer. El largo ocaso marciano (comparado con el de la Tierra) se origina por la luz del Sol que el abundante polvo a elevada altitud dispersa hacia el lado nocturno del planeta”, agregó.
En ocasiones, en la Tierra se producen puestas de sol excepcionalmente prolongadas o amaneceres y atardeceres notablemente llenos de colores intensos. Este fenómeno se desencadena cuando diminutos granos de polvo, expulsados por volcanes poderosos, dispersan la luz en las capas superiores de la atmósfera.