Un reciente estudio sobre el fósil de un Lufengpithecus, un antiguo simio que habitó en China hace aproximadamente 7 u 8 millones de años, ha proporcionado nuevos datos relevantes sobre la evolución del bipedismo humano.
La investigación, publicada en The Innovation, fue llevada a cabo por un equipo de científicos del Instituto de Paleontología de Vertebrados y Paleoantropología (IVPP) de la Academia China de Ciencias, del Instituto de Reliquias Culturales y Arqueología de Yunnan (YICRA) y de la Universidad de Nueva York (NYU).
A lo largo del tiempo, los científicos han intentado comprender cómo evolucionaron las posturas y los movimientos bípedos únicos de los humanos a partir de ancestros que caminaban en cuatro extremidades. Sin embargo, la falta de registros fósiles ha dificultado este conocimiento.
A diferencia de la mayoría de los estudios centrados en huesos de extremidades, hombros, pelvis y columna vertebral, este estudio adoptó un enfoque novedoso al centrarse en el oído interno.
Zhang Yinan, primer autor del estudio, explicó que los canales semicirculares en el cráneo, fundamentales para el equilibrio y la posición al moverse, ofrecen una perspectiva crucial sobre la locomoción, a menudo pasada por alto.
El Lufengpithecus, un simio ligeramente más pequeño que un chimpancé, vivió en el Mioceno, hace entre 6.2 y 12.5 millones de años, en la provincia de Yunnan, suroeste de China.
El registro fósil de Lufengpithecus incluía huesos fósiles del esqueleto y cráneos, pero al estar comprimidos, impedían la visualización de la región del oído.
Ahora, gracias a avanzadas técnicas de imagen 3D, el equipo logró observar el oído interno y sus canales semicirculares, creando una reconstrucción virtual precisa de estas delicadas estructuras.
Comparando con otros simios y humanos vivos y fósiles de diferentes regiones, descubrieron que los primeros simios compartían un repertorio locomotor que sirvió como antecedente del bipedismo humano.
Posteriormente, el linaje humano se separó de los grandes simios y adoptó el bipedismo, como evidencia el Australopithecus, un primitivo pariente humano de África.
Los investigadores sugieren que cambios ambientales, como las temperaturas más frías hace unos 3.2 millones de años, podrían haber sido un factor clave en la diversificación de la función locomotora de simios y humanos.
Este estudio propone una evolución del bipedismo humano en tres etapas, desde simios que se movían entre árboles de manera similar a gibones, hasta un ancestro común con un repertorio locomotor similar al Lufengpithecus, y finalmente, la adopción del bipedismo humano como tercera etapa.