Hace aproximadamente 3,500 a 4,000 millones de años, durante las fases iniciales de formación de Marte, el planeta experimentó un periodo de vulcanismo activo y reciclaje de la corteza, según un estudio reciente publicado en la revista Nature Astronomy.
A diferencia de la Tierra en la actualidad, Marte muestra escasa actividad volcánica o tectónica en su superficie.
Casi la mitad de la extensión del planeta rojo tiene más de 3,500 millones de años, indicando que no ha experimentado un reciclaje extensivo de la corteza desde entonces, un fenómeno comúnmente asociado a las placas tectónicas terrestres, donde el material de la superficie se reintegra en el manto.
A pesar de la aparente calma geológica actual, investigadores liderados por Joseph Michalski de la Universidad de Hong Kong han arrojado luz sobre la historia geológica temprana de Marte.
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El equipo se enfocó en la región de Eridania, ubicada en el hemisferio sur del planeta rojo, utilizando datos recopilados por diversos orbitadores de la NASA, como el Mars Global Surveyor, el Mars Odyssey y el Mars Reconnaissance Orbiter.
Eridania se destacó como área de interés debido a sus potentes remanentes del antiguo campo magnético marciano y múltiples indicaciones de actividad volcánica.
La región alberga una variedad de composiciones ígneas vinculadas a numerosas y diversas estructuras volcánicas cercanas a grandes cuencas con diámetros de cientos de kilómetros.
El equipo identificó 63 volcanes de cuatro tipos diferentes (cúpulas volcánicas o domos, estratovolcanes, escudos piroclásticos y complejos de calderas) en la región de Eridania.
Estos hallazgos sugieren un vigoroso periodo de actividad geológica hace alrededor de 3,500 millones de años, respaldando la presencia de reciclaje de la corteza impulsado por la tectónica vertical, precursora de la tectónica de placas en la Tierra.
El estudio también insinúa que estas estructuras volcánicas podrían ser más comunes en el antiguo Marte de lo que se creía anteriormente, y los investigadores sugieren que los restos observados podrían representar el análogo más cercano en el planeta a escenarios de origen hidrotermal de la vida propuestos para la Tierra.