Hallazgos arqueológicos del yacimiento Seminario Vescovile en Verona, Italia, entre los siglos III y I a.C., indican entierros humanos junto a animales, según un estudio liderado por la Universidad de Berna, el Instituto Eurac Research de Bolzano y la Universidad de Milán, publicado en Plos One.
El análisis de 161 restos revela que algunos fueron enterrados junto a animales, como cerdos y pollos, comestibles, sugiriendo ofrendas alimentarias a los difuntos. Sin embargo, la presencia de perros y caballos en cuatro tumbas despierta intrigantes interpretaciones.
Contrario a la creencia de prácticas familiares, el estudio señala que las personas enterradas con animales no comparten un vínculo genético cercano. Además, la diversidad en los perfiles de aquellos enterrados con perros o caballos desconcierta a los investigadores.
Los patrones comunes no emergen, y los autores proponen diversas interpretaciones. Mientras que los perros y caballos podrían haber tenido un simbolismo religioso en culturas antiguas, la posibilidad de enterrar a individuos específicos con sus compañeros animales también se plantea.
Los expertos resaltan la complejidad de estas prácticas, sugiriendo que podrían estar influenciadas por la interacción de rasgos individuales, costumbres sociales y rituales aún desconocidos.