Un equipo internacional de científicos reveló el intrigante mecanismo fisiológico detrás del enigmático canto de las ballenas barbadas, especies que incluyen la jorobada, azul, gris, minke, de aleta y rorcual boreal/austral.
Publicado en la revista Nature este miércoles, el descubrimiento ofrece claves para la conservación de estos majestuosos cetáceos.
En épocas pasadas, los pescadores, fascinados por los misticetos, experimentaban escalofriantes sonidos en los mares, atribuyéndolos a fantasmas o monstruos.
La introducción de hidrófonos durante las guerras mundiales reveló que esos sonidos eran, de hecho, los cautivadores cantos con los que las ballenas barbadas se comunican en las profundidades.
A pesar de tener un conocimiento anatómico preciso desde los años 60, el mecanismo fisiológico detrás del canto ha sido un enigma hasta ahora.
Ballena minke antártica
Coen Elemans, biólogo de la Universidad del Sur de Dinamarca, explica que la clave radica en la laringe: a diferencia de las ballenas dentadas, las barbadas usan la laringe para producir sonidos.
Disecciones detalladas de ballenas varadas en Dinamarca y Escocia revelaron una estructura en forma de U en la laringe, equivalente a nuestras cuerdas vocales.
Este pliegue en U, girado 90 grados en paralelo a la tráquea, permite la producción de sonidos a través de la vibración. Además, un saco faríngeo recicla el aire, evitando la inhalación de agua y posibilitando el canto continuo durante largos periodos de inmersión.
Según Elemans, el canto es la única forma de comunicación para estas ballenas, ya que su visibilidad submarina es limitada. Respecto al contenido de los cantos, se presume que incluyen llamadas al apareamiento, alertas de peligros y expresiones diversas.
Sin embargo, la investigación también destaca un aspecto crítico para la conservación. El análisis computacional reveló que los cantos de las ballenas barbadas se escuchan hasta 100 metros de profundidad y a una frecuencia máxima de 300 hercios, quedando dentro del rango de ruido de los buques.
La contaminación acústica generada por la navegación afecta seriamente la comunicación entre las ballenas.
“Esperemos que este hallazgo sirva como base científica para reforzar las leyes que limitan la contaminación acústica en el océano”, concluye Coen Elemans.