Un equipo internacional de investigadores ha desafiado las recientes afirmaciones sobre la inteligencia de los dinosaurios, contradiciendo la idea de que eran tan astutos como se pensaba.

Contrario a un estudio anterior que sugería que el Tyrannosaurus rex tenía una alta cantidad de neuronas asociadas a su inteligencia, este nuevo trabajo, publicado en la revista The Anatomical Record, revela hallazgos sorprendentes.

Los expertos, provenientes de diversas disciplinas como paleontología, ciencias del comportamiento y neurología, reexaminaron el tamaño y la estructura cerebral de varios dinosaurios.

Sus conclusiones indican que estos antiguos reptiles se comportaban de manera más similar a cocodrilos o lagartos que a simios, como se había especulado anteriormente.

El estudio cuestiona específicamente la relación entre el número de neuronas y la inteligencia en los dinosaurios, destacando que las estimaciones anteriores podrían haber sido poco confiables.

Hady George, de la Universidad de Bristol, enfatizó la importancia de considerar una variedad de evidencias, como la anatomía esquelética, la histología ósea y los rastros fósiles, para comprender mejor la biología de estas especies extintas.

Para Ornella Bertrand, del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont, los recuentos de neuronas no son indicadores precisos del rendimiento cognitivo, y basarse en ellos para evaluar la inteligencia de los dinosaurios podría llevar a interpretaciones erróneas.

Este nuevo enfoque desafía la noción de que los dinosaurios podrían haber sido tan inteligentes como simios, sugiriendo en su lugar que tenían características más cercanas a las de cocodrilos inteligentes.

Este cambio de perspectiva, como señaló Darren Naish de la Universidad de Southampton, nos obliga a reconsiderar nuestra visión del pasado, ofreciendo una visión más matizada y fascinante sobre la inteligencia de estas criaturas antiguas.