En enero de 2025, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la NASA iniciarán la construcción del primer observatorio de ondas gravitacionales en el espacio, denominado Antena Espacial de Interferómetro Láser (LISA).
Este proyecto, que cuenta con un presupuesto de mil millones de euros, lanzará al espacio tres satélites formando una constelación que captará ondas gravitacionales, esas fluctuaciones en el espacio-tiempo que Albert Einstein anticipó hace más de un siglo.
Equipados con cubos de oro y platino, además de tecnología láser, los satélites estarán diseñados para operar en un arreglo triangular, separados por 2.5 millones de kilómetros y a una distancia de 50 millones de kilómetros de la Tierra.
Este diseño permitirá detectar movimientos increíblemente sutiles causados por fenómenos cósmicos extremos, como las fusiones de agujeros negros y estrellas de neutrones.
El lanzamiento está programado para 2035 a bordo de un cohete Ariane 6. Este ambicioso proyecto no solo busca confirmar la existencia de ondas gravitacionales, que ya fueron observadas por primera vez de forma directa en 2015 por el observatorio LIGO en Estados Unidos, sino también abrirá un nuevo campo en la ciencia denominado cosmología gravitacional.
Según Miguel Alcubierre Moya, investigador del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, la detección de estas ondas ha revolucionado la física moderna y la astronomía, permitiendo estudiar eventos cósmicos que antes eran imposibles de observar.
La misión LISA complementará las observaciones de los observatorios terrestres y enriquecerá nuestro conocimiento del universo, explorando nuevas y desconocidas configuraciones astrofísicas y potencialmente desvelando misterios sobre la materia oscura y el ritmo de expansión del universo.
Este desarrollo histórico podría validar teorías fundamentales sobre el espacio-tiempo y marcar un nuevo capítulo en nuestra comprensión del cosmos.