Un equipo internacional de científicos ha hallado un fósil de una ave carnívora gigante en el desierto colombiano de la Tatacoa, el hallazgo más septentrional de este tipo en Sudamérica.
El descubrimiento sugiere que estas aves, conocidas como aves del terror, pudieron haber habitado en ecosistemas más tropicales de lo que se pensaba anteriormente.
El estudio, publicado este lunes en la revista Palaeontology, fue dirigido por Federico J. Degrange, especialista en aves del terror del Conicet en Argentina, y Siobhán Cooke, profesora de la Universidad Johns Hopkins en Estados Unidos.
El fósil, que corresponde a un hueso de la pata de la especie, fue encontrado hace casi 20 años por César Augusto Perdomo, conservador del Museo La Tormenta. Sin embargo, no fue identificado como parte de una ave del terror hasta 2023.
El fósil, un tibiotarso izquierdo, pertenece a la época miocena, hace aproximadamente 12 millones de años. Los investigadores, tras escanearlo en 3D, descubrieron marcas de dientes de un caimán extinto (Purussaurus), lo que sugiere que el ave pudo haber sido presa de este gigantesco reptil.
Este tipo de aves, que medían hasta 3 metros de altura, vivían en el suelo y eran depredadoras, con patas adaptadas para correr. Aunque la mayoría de los fósiles de estas aves se han encontrado en el sur de Sudamérica, este hallazgo en el norte amplía el conocimiento sobre su distribución y su papel en la fauna de la región.
Los científicos también especulan que el desierto de la Tatacoa, hoy árido, era en aquel entonces una región fluvial habitada por una fauna diversa que incluía mamíferos como gliptodontes y perezosos terrestres gigantes.
El descubrimiento ofrece nuevas pistas sobre los ecosistemas prehistóricos de Sudamérica y la interacción entre especies en un continente aún no conectado con América del Norte.
Este fósil también marca un avance importante en la comprensión de las aves del terror, especies que desempeñaron un papel clave en la cadena alimenticia de la región hace millones de años.