Un equipo de investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), en colaboración con centros internacionales, ha identificado galaxias previamente ocultas en el protocúmulo de la Telaraña.
Estas galaxias estaban cubiertas por el polvo cósmico, una especie de cortina natural que había dificultado su observación hasta ahora.
El protocúmulo de la Telaraña es un conjunto de más de cien galaxias en formación ubicado en el Universo temprano. Su luz, que ha tardado más de 10 mil millones de años en llegar a la Tierra, ofrece una visión única de una "ciudad de galaxias" en construcción.
Gracias al telescopio espacial James Webb, un proyecto conjunto de la NASA, la ESA y la CSA, el equipo del IAC logró superar la interferencia del polvo cósmico observando en el espectro infrarrojo, revelando regiones de formación estelar previamente inaccesibles.
Este descubrimiento fue posible gracias a la aprobación de una propuesta del IAC para observar con el James Webb durante su primer año de actividad, siendo uno de los pocos programas liderados por investigadores españoles en ese periodo.
Las observaciones se realizaron con el instrumento NIRCam, cuyos resultados se han publicado en la revista Astrophysical Journal.
José M. Pérez-Martínez, investigador del IAC y autor principal de uno de los estudios, destacó que este trabajo permite observar galaxias en su etapa “adolescente”, a diferencia de las galaxias maduras y poco activas que se encuentran en cúmulos más cercanos.
El telescopio James Webb ha brindado una perspectiva inédita sobre la evolución de estas estructuras, ayudando a entender cómo sus propiedades físicas cambian con el tiempo.
“Como esperábamos, encontramos nuevos miembros en este protocúmulo de galaxias, pero nos sorprendió encontrar tantos”, explica el investigador principal de este proyecto, Helmut Dannerbauer, del IAC, y añade que gracias a estas observaciones se descubrió que las galaxias previamente conocidas en este protocúmulo (análogas a la Vía Láctea pero en el Universo temprano) no están tan oscurecidas o llenas de polvo estelar como se esperaba, lo que también supuso una sorpresa.
Pablo Pérez, experto en NIRCam del Centro de Astrobiología de Madrid, agregó que este crecimiento galáctico no se debe principalmente a interacciones o fusiones, como se creía, sino a la acumulación de gas en estructuras a gran escala.
Este avance, logrado mediante la comparación de datos espaciales y terrestres, abre nuevas puertas para comprender la formación y evolución de galaxias en el Universo temprano.