Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania (Penn State) sugiere que la aparición de la humanidad no fue un hecho improbable, sino el resultado natural de la evolución en la Tierra.
Publicado en la revista Science Advances, el trabajo desafía la teoría de los "pasos difíciles", que plantea que la vida inteligente es extremadamente rara en el universo.
Según los científicos, el desarrollo de organismos complejos dependió de cambios en el ambiente terrestre, en lugar de ser una serie de coincidencias improbables.
"Este es un cambio significativo en nuestra manera de pensar sobre la historia de la vida", explicó Jennifer Macalady, profesora de geociencias en Penn State y coautora del estudio.
"Sugiere que la evolución de la vida compleja puede tener menos que ver con la suerte y más con la interacción entre la vida y su entorno, abriendo nuevas y emocionantes vías de investigación en nuestra búsqueda por comprender nuestros orígenes y nuestro lugar en el universo".
Desde 1983, la teoría de los "pasos difíciles", propuesta por el físico teórico Brandon Carter, sostiene que la evolución de la inteligencia humana fue poco probable debido al tiempo que tomó en relación con la vida útil del Sol.
Sin embargo, el nuevo estudio argumenta que la aparición de la humanidad estuvo marcada por la apertura secuencial de "ventanas de habitabilidad", que permitieron el avance de la evolución en momentos clave.
Por ejemplo, el desarrollo de organismos multicelulares solo fue posible cuando el oxígeno en la atmósfera alcanzó los niveles adecuados, un cambio impulsado por microbios fotosintetizadores.
"Estamos argumentando que la vida inteligente puede no requerir una serie de golpes de suerte para existir", afirmó Dan Mills, autor principal del artículo e investigador en la Universidad de Múnich.
"Los humanos no evolucionaron 'temprano' o 'tarde' en la historia de la Tierra, sino 'a tiempo', cuando las condiciones estaban dadas. Tal vez sea solo una cuestión de tiempo, y tal vez otros planetas sean capaces de lograr estas condiciones más rápidamente que la Tierra, mientras que otros planetas podrían tardar incluso más".
El estudio propone una nueva forma de entender la evolución, basándose en procesos geológicos en lugar del tiempo de vida del Sol.
"En lugar de basar nuestras predicciones en la vida útil del Sol, consideramos que deberíamos utilizar una escala de tiempo geológica, porque ese es el tiempo que tardan en cambiar la atmósfera y el paisaje", explicó Jason Wright, profesor de astronomía y astrofísica en Penn State.
Para probar este modelo, los investigadores planean analizar biofirmas, como la presencia de oxígeno en las atmósferas de exoplanetas, y estudiar organismos unicelulares y multicelulares en entornos extremos.
También sugieren que la comunidad científica investigue si eventos como el origen de la vida, la fotosíntesis oxigénica y la aparición del Homo sapiens fueron realmente sucesos únicos en la historia de la Tierra.
"En lugar de una serie de eventos improbables, la evolución puede ser un proceso más predecible, que se desarrolla según lo permitan las condiciones globales. Nuestro marco se aplica no solo a la Tierra, sino también a otros planetas, lo que aumenta la posibilidad de que pueda existir vida similar a la nuestra en otros lugares", concluyó Wright.