El término "Big One" hace referencia a un megaterremoto de gran magnitud que podría ocurrir en Japón en cualquier momento.
Aunque no se puede predecir con exactitud cuándo ni dónde sucederá, se estima que podría superar una magnitud de 9, lo que lo convertiría en uno de los terremotos más devastadores de la historia.
Los científicos están vigilando constantemente la región, ya que Japón es uno de los países más vulnerables a este tipo de desastres naturales.
Este terremoto es considerado inevitable debido a un patrón histórico. Según expertos, fenómenos similares se repiten cada 150 años, y el último gran terremoto ocurrió hace más de un siglo.
De hecho, cuando se lanzó la primera alerta hace más de 20 años, se estimó que el "Big One" podría ocurrir dentro de los próximos 25 a 30 años, por lo que los habitantes de Japón están en constante preparación.
La razón de la alta probabilidad de este desastre se debe a la ubicación geológica de Japón, en lo que se conoce como el "Anillo de Fuego", una zona donde convergen cuatro placas tectónicas.
Estas placas se deslizan y generan fracturas en el terreno llamadas fallas, en las cuales se acumulan tensiones que, al liberarse, pueden originar un gran terremoto. Cuanto mayor es la falla, mayor es la posibilidad de que ocurra un sismo masivo.
Este gran terremoto podría desencadenar un devastador tsunami, lo que incrementaría enormemente los daños y afectaría a gran parte del país.
Además, la preocupación por un evento similar también ha crecido en California, donde la falla de San Andrés, que se extiende por unos 1.300 kilómetros, marca el límite entre las placas del Pacífico y América del Norte.
Tras años de relativa calma, estudios recientes indican que la actividad sísmica en la región ha aumentado, lo que podría significar la llegada de un megaterremoto en las próximas décadas.
Aunque la fecha exacta de este desastre sigue siendo incierta, los expertos recalcan la importancia de la preparación.
Tanto en Japón como en California, se han implementado medidas de seguridad para fortalecer la construcción de edificios y desarrollar planes de evacuación, con el objetivo de reducir los daños en caso de que ocurra el esperado "Big One".