Un nuevo estudio publicado en la revista Science ha evidenciado que la contaminación del suelo por metales pesados tóxicos, originada tanto por causas naturales como por la actividad humana, representa una amenaza significativa para los ecosistemas, la agricultura y la salud pública.
Estos metales pueden permanecer en el suelo durante décadas, afectando los cultivos, contaminando el agua y acumulándose en los animales de granja, lo que compromete la seguridad alimentaria.
La investigación, liderada por Deyi Hou de la Universidad de Tsinghua (China), reunió datos de 1.493 estudios regionales y 796.084 muestras de suelo para evaluar la presencia de siete metales: arsénico, cadmio, cobalto, cromo, cobre, níquel y plomo.
Las conclusiones muestran que entre el 14% y el 17% de las tierras de cultivo del mundo —alrededor de 242 millones de hectáreas— están contaminadas por al menos uno de estos metales, siendo el cadmio el más prevalente.
"Estas grandes zonas de enriquecimiento en metales tóxicos se prevé que sigan aumentando debido al crecimiento de la demanda de metales críticos necesarios para apoyar la "transición verde" a cero emisiones netas y el desarrollo de dispositivos fotovoltaicos, turbinas eólicas y baterías para vehículos eléctricos", dice a SINC Steve McGrath, coautor del estudio en el Instituto Rothamsted de Investigación (Reino Unido).
El cadmio destaca por su alta peligrosidad, ya que es potencialmente cancerígeno y afecta a la mayor superficie de suelo. Además, se identificaron zonas donde el níquel, cromo, arsénico y cobalto también superan los límites de seguridad establecidos por los estándares regulatorios de once países, entre ellos Estados Unidos, Alemania, China y Francia.
Estos valores incluyen tanto límites de referencia como valores de intervención, lo que permite evaluar el riesgo y la necesidad de medidas de limpieza.
Imagen tomada de Economía Sustentable
"Una parte importante de nuestro trabajo fue usar los mismos valores umbral para todos los países del mundo, de modo que el ‘referente’ para evaluar el estado de la contaminación del suelo sea el mismo, permitiendo comparaciones entre países y regiones por primera vez", explica MacGrath.
El análisis también detectó un "corredor enriquecido en metales" que se extiende por Eurasia, atribuido a siglos de minería y procesos industriales persistentes. Esta situación pone en riesgo a un número considerable de personas: entre 900 millones y 1.400 millones viven actualmente en zonas contaminadas.
"Nuestro artículo muestra cómo la falta de control de algunos metales en el pasado ha causado problemas que perduran y son difíciles de remediar. Necesitamos más información y legislación basada en evidencia para controlar los "nuevos" minerales que forman parte de la transición en curso. Esta carrera por los recursos está muy presente en la actualidad", advirtió el investigador del Instituto Rothamsted.
En respuesta a esta problemática, McGrath destacó que "el reciclaje también es parte de la solución. El avance hacia una economía circular es muy importante".
"Esperamos que los datos sobre la contaminación del suelo presentados en este informe sirvan como una alerta científica para que los responsables políticos y los agricultores tomen medidas inmediatas y necesarias para proteger mejor los valiosos recursos del suelo del mundo", concluyen los autores.