Los premios de honor parecen poner a Antonio Banderas a meditar profundamente sobre su vida. Si el Goya de Honor de 2015 lo recogió con un emotivo discurso en el que aseguraba “Todo lo que tengo se lo debo a mi profesión, a la que preferiría denominar vocación, pero mucho más importante que esto, lo que realmente le debo no es tanto lo que tengo, sino lo que soy” y que remataba con un “acaba de comenzar la segunda parte del partido de mi vida”, el Premio Nacional de Cinematografía de 2017 le llega tras haber sufrido un infarto de miocardio el pasado 26 de enero; haberse involucrado hasta la médula en la creación de un centro cultural en su ciudad natal, Málaga, en la manzana donde están los antiguos cines Astoria y Victoria, antes de abandonar el proyecto por “los insultos, las descalificaciones y el trato humillante”, según contaba en una carta; y bajar su ritmo de trabajo, centrándose –por ahora- en papeles con pocos días de rodaje, tras un 2016 en el que no paró de trabajar, tanto en cine como en su nueva pasión, la moda.
Al malagueño no le quedan más reconocimientos que recibir: Goya de Honor, Premio Donostia, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, Biznaga de Honor del certamen de Málaga, Premio Camino Real, del Instituto Franklin, que recibió en abril de manos de Felipe VI…Y ahora este Nacional del Cine, que le ha pillado en el festival de cine de Isquia (Italia). El jurado del galardón justifica así su decisión: “Ser un cineasta con una trayectoria extraordinaria a nivel nacional e internacional, que ha abierto el camino para muchos actores y actrices españoles. Su compromiso tenaz con el cine como actor, director y productor le hace merecedor de este premio”.
Y es cierto: a Banderas le apasiona el cine, y en varias ocasiones por ese amor se ha involucrado en proyectos –como el estudio de animación en Granada, la película sobre el Gran Capitán y Boabdil- que han naufragado a pesar de sus esfuerzos. Desde Isquia, donde hoy presenta dos películas en el certamen, Black Butterfly, de Brian Goodman y Stoic, de Isaac Florentine, el actor ha dicho en un comunicado: "Al finalizar una jornada de trabajo, me he enterado con alegría de que se me ha concedido el Premio Nacional de Cinematografía. Sé el privilegio y el honor que este premio representa solo siendo consciente de los nombres de aquellos profesionales que lo recibieron antes que yo. Lo acepto lleno de gratitud, humildad y sentido de la responsabilidad".
Esa lucha por su profesión, a la que tanto estima, le llevó a Hollywood… aunque su alma se quedara en parte en España: “Cada vez que terminaba un plano, una secuencia, mi mente estaba puesta en España. No en Arizona, en Cleveland, Ohio. No, no, no. Para mí lo importante era saber cómo se vería mi trabajo en mi tierra, en Málaga, en mi barrio”, decía en el discurso del Goya de Honor. Por cierto, que ha sido cuatro veces candidato al premio de la Academia de Cine española como intérprete (Matador, Átame!, Two Much y La piel que habito) y otra como productor de la película de animación Justin y la espada del valor, pero nunca lo ha ganado. También ha optado tres veces a los Globos de Oro, por su trabajo en Evita, en La máscara del Zorro y en el telefilme And Starring Pancho Villa as Himself. El malagueño, de 56 años, debutó en el cine como actor en 1982, con Laberinto de pasiones, a las órdenes de Pedro Almodóvar, con el que ha colaborado en siete ocasiones. Banderas es también director de las películas Locos en Alabama y El camino de los ingleses. En declaraciones a la agencia EFE, Banderas ha comentado: "El siguiente paso para mí es volver detrás de la cámara". Y sobre sus años en EE UU, apunta: "Antes se veía como algo imposible. Quizá conmigo eso empezó a cambiar, y otros actores empezaron a considerar la posibilidad de hacer carrera internacional, aunque eso ha ocurrido también en otros ámbitos como el deporte o los negocios españoles".
En mayo rodó en Sevilla la parte española de Life Itself, de Dan Fogelman, película en la que se entrecruza la vida de varias familias por todo el mundo, y que cuenta con un nutrido reparto de estrellas (Olivia Wilde, Oscar Isaac, Samuel L. Jackson, Sergio Peris-Mencheta, Annette Bening, Mandy Patinkin…), y tras trabajar el año pasado con Michael Radford en La música del silencio, el biopicdel tenor Andrea Bocelli, repetirá con el director inglés en Lamborghini, la biografía del fundador de la mítica marca de automóviles, en la que Banderas encarnará a Ferruccio Lamborghini y Alec Baldwin, a Enzo Ferrari.
"Sé el privilegio y el honor que este premio representa solo siendo consciente de los nombres de aquellos profesionales que lo recibieron antes que yo. Lo acepto lleno de gratitud, humildad y sentido de la responsabilidad"
Y a pesar de todo, lo más extraordinario de Antonio Banderas, a sus 56 años, aparece en el cara a cara: a pesar de este viaje vital, no ha perdido su acento malagueño y su cercanía con el interlocutor. Es muy complicado no ser fan del intérprete. Igual ocurre con sus compañeros: su casa en Los Ángeles fue durante lustros la puerta de entrada a la industria de muchos compatriotas. Lo mismo en España: en la entrega del Nacional de Cine a Javier Bardem en San Sebastián, en primera fila se sentó -estaba de promoción justo en el certamen- Banderas, para aplaudir el reconocimiento a su colega.
El jurado del Premio Nacional de Cinematografía estaba presidido por Óscar Graefenhain, director general del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales; y Guadalupe Melgosa, subdirectora general de Promoción y Relaciones Internacionales del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales, actuó como vicepresidenta. Como vocales han estado presentes, a propuesta de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, Mariano Barroso; por la Unión de Actores y Actrices, José Ignacio Muñoz; por Autores Literarios de Medios Audiovisuales, Verónica Fernández; por la Confederación de Asociaciones de Productores Audiovisuales Españoles (FAPAE), María Rosario Villa; por la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA), Virginia Yagüe; y por el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales, Alex de la Iglesia, Fernando Bovaira; Agustín Almodóvar y Beatriz Bodegas. | El País