Pero, lejos de conformarse con dominar la taquilla, el intérprete también persigue roles exigentes y oscuros. El último lo tiene en el drama Cherry, en el que encarna a un personaje que lidia con adicciones y el trastorno de estrés postraumático. “Es un paso en la dirección que espero vaya mi carrera en el futuro”, afirma a Culto.
Para empaparse de experiencias y mundos ajenos, un actor recurre a quienes hayan atravesado vivencias similares a las de la ficción que interpretará. A veces el ejercicio funciona, pero nada asegura que cualquier persona se vaya a abrir ante un desconocido, aunque se trate de una estrella mundial.
Desde Atlanta, Tom Holland (24) cuenta su versión sobre su dispar suerte al conversar con estadounidenses veteranos de guerra antes de encarnar su último rol. “Algunas personas fueron muy abiertas y estabas muy dispuestas a compartir”, dice por videollamada. “Otros estaban muy cerrados y no querían contarle a Spider-Man sobre sus vidas y desafíos. Yo solo quería asegurarme de hacerlos sentir orgullosos, contar esta historia y representarlos de una manera positiva”, señala a Culto y un grupo de medios internacionales.
A punto de cumplir 20 años, el actor británico irrumpió en 2016 como el Peter Parker/Spider-Man más joven del cine, en Capitán América: Civil War. Ahora, luego de acumular cinco filmes (y estar en preparación del sexto) a cargo de interpretar el personaje, estar tan asociado al superhéroe de Marvel se puede transformar en un obstáculo. Aunque también, a la luz de sus palabras, en un impulso para atreverse a encarnar papeles que no cualquier actor de su edad estaría dispuesto a aceptar.
El joven que saltó a la fama junto a Naomi Watts y Ewan McGregor en Lo imposible (2012) sumó el año pasado el protagónico de El diablo a todas horas, del director Antonio Campos y disponible en Netflix. Una verdadera tragedia ambientada en el Estados Unidos profundo entre los años 50 y 60 en la que su personaje lidiaba con los demonios de su familia y entorno.
Aunque Cherry coquetea en menor medida con lo siniestro, su nuevo rol convive con el drama casi a diario. Al comienzo de la historia, en 2008, el protagonista es un joven estudiante que conoce a una chica de la que se enamora (Ciara Bravo), pero luego comienza el descalabro, con la partida a la guerra de Irak, la aparición del trastorno de estrés postraumático, una adicción a las drogas y la fama que se gana como ladrón de bancos.
El filme basado en la novela de Nico Walker se estrena el 12 de marzo en la plataforma Apple TV+, pero el último giro artístico del actor ya desató incomodidad: su madre se habría puesto “furiosa” al ver un clip de la película, según contó el mismo Holland a Esquire.
Ahora, si bien dice que “mi mamá sólo estaba preocupada por su pequeño chico, lo cual es muy natural”, también asoma una interrogante adicional, propia de una megaestrella con fans en todo el mundo, muchas veces más jóvenes que el límite de edad con el que carga un título como Cherry.
“Creo que habrá gente, especialmente algunos de mis fans, que se sorprenderá con esta película y el retrato del trastorno de estrés postraumático y la adicción. Pero espero que la gente pueda verla como una actuación, en lugar de que yo fuese un adicto”, afirma.
-Es posible empatizar con sus personajes en El diablo a todas horas y Cherry, pero están lejos de representar lo mismo que Peter Parker. ¿Qué descubre sobre usted como actor al interpretar estos papeles más oscuros?
Creo que aprendes a darte cuenta de que estas emociones más oscuras existen dentro de ti, y debes asegurarte de que solo las dejes salir cuando estás interpretando al personaje, y que tu vida real está guiada por las emociones del día a día. Pero descubrí que era más capaz de lo que pensaba. Cuando acordé hacer este filme, estaba muy nervioso por interpretar a un personaje como este. Y luego cuando terminamos y vi la película, estaba igualmente orgulloso de ella. Me dio un gran sentido de confianza en mis habilidades como actor.