Realizar actividad física no solo mejora la salud física, sino que también tiene un impacto positivo en el cerebro. Estudios científicos han demostrado que mantenerse activo es una de las mejores decisiones para preservar y mejorar nuestra salud mental. Aquí te explicamos cómo el ejercicio beneficia al cerebro:
Mejora la Memoria
Investigaciones de la Universidad de Pittsburgh han revelado que el ejercicio aeróbico, como caminar 40 minutos tres veces por semana, puede aumentar el tamaño del hipocampo, una parte clave del cerebro para la memoria. Este crecimiento mejora la capacidad para recordar información y retrasa los problemas de memoria relacionados con la edad.
Regula las Emociones y Reduce el Estrés
La actividad física también ayuda a controlar las emociones. Científicos del Karolinska Institutet en Suecia han encontrado que el ejercicio reduce la reactividad de la amígdala, el área del cerebro que procesa el miedo, disminuyendo los niveles de cortisol (hormona del estrés) y aumentando neurotransmisores que favorecen la relajación.
Fomenta la Creatividad
Estudios de la Universidad de Stanford han demostrado que caminar puede aumentar hasta un 60% la capacidad para generar ideas innovadoras. Este beneficio se debe a que el movimiento físico estimula la conexión entre los dos hemisferios cerebrales y mejora el flujo sanguíneo hacia el lóbulo frontal, el área encargada de pensar y resolver problemas complejos.
Protege Contra el Deterioro Cognitivo
Las personas activas físicamente tienen un 45% menos riesgo de desarrollar demencia. El ejercicio regular reduce las placas beta-amiloides asociadas al Alzheimer y mejora la circulación cerebral, protegiendo las funciones cognitivas a largo plazo.
Mejora las Funciones Ejecutivas
El ejercicio también beneficia la corteza prefrontal, la zona cerebral encargada de la toma de decisiones y el control de impulsos. Estudios de la Universidad de Illinois muestran que las personas activas tienen un mayor grosor en esta área, lo que mejora su capacidad de concentración, atención sostenida y flexibilidad cognitiva. De hecho, 20 minutos de ejercicio antes de trabajar o estudiar pueden mejorar tu enfoque de manera similar a dos tazas de café, pero sin los efectos secundarios de la cafeína.
En resumen, hacer ejercicio regularmente no solo mejora la salud física, sino que también protege y potencia las funciones cognitivas, ayudando a mantener un cerebro saludable y activo.