Más que sus contrincantes: Amado Orihuela en el tricolor, Adrián Rivera o Alejandro Villarreal en el PAN, Ramírez Garrido Abreu ha venido trabajando con una estrategia desde el momento mismo de haber alcanzado la candidatura plurinominal al Senado de la República.
En la primera charla que sostuvimos tras su arribo a la Cámara de Senadores, el otrora crítico, altanero e irreverente actor había desaparecido. Allí nos confió –y consideramos no cometer ninguna indiscreción a estas alturas- al ser cuestionado sobre la actitud que asumiría ante el gobierno panista que arrancaba en la entidad que él también representaba desde hace unos días: “Marco Adame se salvó”.
Fue detallista: “La más reciente encuesta que solicité se levantara (nos explicó) arroja muchos datos y cifras; esas (nos dijo) me colocan en una posición competitiva para dentro de seis años”. Y del salvamento del Gobernador, le cuestionamos.
Recuerde amable lector, que Graco Ramírez Garrido Abreu fue una de las piezas fundamentales en la caída del entonces mandatario Jorge Carrillo Olea, al acusar frontalmente al Ejecutivo de encabezar una banda delincuencial que promovía y solapaba el secuestro en Morelos. Claro que la decisión Presidencial fue la determinante, pero esas marchas, señalamientos tomados por la prensa estatal y nacional, fueron aderezo suficiente para acabar con la imagen (muchos años después corregida, al ser absuelto) del entonces Gobernador Constitucional de Morelos.
Recuérdese también que el primer gobernador panista en Morelos, Sergio Estrada Cajigal, estuvo a un escalón de caer de la silla. Entre quienes generaron los señalamientos más fuertes: vínculos con el narcotráfico, relaciones amorosas de peligro, solapamiento de autoridades corruptas, el impulso del juicio político en su contra, fue el mismísimo hoy candidato de las izquierdas al gobierno estatal.
Pero volvamos al salvamento de Adame Castillo. Graco –paradójicamente- hoy es señalado al interior de algunos de los grupos de las izquierdas en haber generado una alianza con la derecha, de apoyar sin límites al Gobernador panista. Se llegó a decir, que a cambio del impulso para que el senador del PRD alcanzara la gubernatura y eliminara en el camino al par del PAN, Adrián Rivera, apoyaría la candidatura a la Cámara alta de la directora del DIF Morelos.
En esa encuesta levantada y ordenada por el senador recién llegado del PRD, nos explicó, aparecía una leyenda al final, un solo renglón que cambió radicalmente la estrategia. Era el resumen de todas las gráficas, porcentajes, cruces, cifras y demás.
La frase rezaba: “Los morelenses quieren un candidato que construya no que destruya”.
En ello radicó la actitud, que desde un principio enarboló el senador por Morelos del PRD. Atracción de recursos, trabajo conjunto con el Ejecutivo, crítica constructiva, gestión federal y estatal, apoyo a los municipios, labor social, cercanía con los jóvenes. Todo ello lo inclinó –independientemente de su posición política dentro del PRD- a alejarse de Andrés Manuel López Obrador a lo largo prácticamente de cuatro años.
De la precampaña mucho se puede hablar; lo que queda claro es que el equipo, el mensaje, la mesura y la propuesta, funcionó. Ahora a sumar al interior y ya veremos si esa frase: “Los morelenses quieren un candidato que construya no que destruya”, aplica también en la campaña constitucional.