El candidato presidencial tricolor apenas la víspera fue entrevistado por el colega Jorge Díaz Balart de la empresa Telemundo, en una charla que permite ver debilidades y fortalezas, pero que además (por tratarse de un medio extranjero y un comunicador norteamericano) los planteamientos y formas tienen un contexto interesante; aunque hay cuidado y respeto en la charla, se superan algunas de las limitantes que se tienen en México.
En un principio se argumentó que ese diálogo –por las preguntas planteadas y las respuestas otorgadas- había obligado al equipo y al candidato al análisis y ante ellos se decidió posponer la visita a Morelos con motivo del aniversario luctuoso de Emiliano Zapata Salazar. Por supuesto que ese argumento por inverosímil, nos obligó a checar la entrevista íntegra que si bien es cierto no es cómoda para Peña Nieto, no contiene nada que pudiera poner en riesgo su imagen.
El equipo en Morelos, encabezado por Jorge Meade Ocaranza, dice a la opinión pública que no es cancelación sino posposición; según la agenda impedía la presencia en Chinameca y se evaluó para mejor ocasión la que sería la primera visita oficial del abanderado priista a Morelos. Antes ya hubo una que sorprendió a prácticamente todos los militantes tricolores, cuando caminó solo, solitito, por las calles de Cuernavaca, en el levantamiento de imágenes que hoy se perciben en sus spots de campaña que lo retratan en diversos espacios de los estados de México.
Hay una sola verdad y no puede ocultarse; las diferencias con un sector militante inconforme, la violencia que en varias ocasiones se ha hecho presente en actos partidistas, la reciente explosión de petardos en la reunión tricolor en el Centro de Convenciones, hacen tomar precauciones ante el obvio reclamo que Enrique Peña Nieto recibiría por parte de ese sector molesto y que un problema local pudiera tener repercusión nacional.
Todo lo demás que se nos explique tal vez sea verídico, pero ante la realidad que vive el tricolor, es difícil tragar ese anzuelo. Por lo pronto quedará para mejor fecha la presencia del candidato del PRI a la presidencia de la república a Morelos.
Cuernavaca y sus aspirantes
Interesante el equipo que conforma la planilla de Marcos Manuel Suarez Gerard por la candidatura al gobierno de Cuernavaca; la sindicatura recaería en Francisco Sotelo, ex presidente de la Cámara Nacional de la Transformación, y entre los regidores se incluyó a Valdemar Castañeda, quien con cuidado ha llevado su carrera política al interior de Acción Nacional. En la coordinación de esfuerzos está Javier López Sánchez, conocedor y conocido.
En el PRI falta saber si se concreta la fórmula en la sindicatura con Erick Jair Salgado; ahora la “rebatinga” por los puestos secundarios ha generado nuevos conflictos entre los grupos tricolores.
Con José Luis Urióstegui Salgado las cosas también caminan lentas. Para él y sus cercanos están más a la expectativa de su registro como aspirante por las izquierdas que preocupado a quien le impondrán en los espacios de fórmula. Y es que el abogado sabe perfectamente que hasta no contar con los documentos y que los tiempos hayan generado los amarres legales, puede caerse la candidatura.
Omar y la imparcialidad
Ahora resulta que está garantizada la imparcialidad en el trabajo que se realiza en el Sistema de Radio y Televisión que mantiene secuestrado el Congreso del Estado; ese esfuerzo y esa responsabilidad es de cada uno de los conductores, que además, está demostrado son profesionales en su desempeño.
La parcialidad está dada en el control que tiene sobre la administración, contenidos y tiempos un solo diputado, integrante de un partido, en este caso del Revolucionario Institucional, antes, durante y después de los tiempos electorales.
Omar Guerra Melgar advierte que antes, es decir, con programas que desde hace años se difundían en las estaciones de radio y el canal de televisión, hoy renovados con 50 millones de pesos (inversión sin licitar por cierto), existía una tendencia de izquierda influenciada por otros intereses partidistas, él les llama “pintadas de amarillo”; en dónde queda –nos cuestionamos- la tolerancia, el equilibrio y ahí si, la imparcialidad en la toma de decisiones.