El solo acuerdo tiene gran alcance; pero la solidaridad y respuesta del gremio, de autoridades y de organismos académicos, para aprovechar el momento, han sido significativos.
Primero el empuje de nuestro guía, don Teodoro Rentería Arróyave, quien desde 1994 ha gestionado el anhelado acuerdo, hoy realidad, desde tiempos de José Ángel Pescador Osuna. Con don Fernando Solana se avanzó pero no se consolidó. De ahí en adelante, ningún secretario del ramo vio con buenos ojos el proyecto.
Hoy, el secretario José Ángel no sólo cobijó, sino que ordenó dar el paso definitivo. Estuvimos presentes en la reunión para establecer los puntos finos del acuerdo, cuyo espíritu, es el reconocimiento en créditos académicos, del trabajo de una vida periodística.
En el caso de Morelos la atención prestada por el delegado de la SEP, José Luis Rodríguez Martínez, es de reconocerse; una vez publicado el documento se trasladó a la ciudad de México para obtener la información de primera mano.
La respuesta supera la expectativa pero refleja la realidad; más de 35 periodistas fueron orientados en la sede de la Asociación de Periodistas por pesonal de la SEP este jueves y se sumarán varios hoy viernes.
En el Centro de Investigación y Docencia en Humanidades, hubo convocatoria abierta y la asistencia también se mostró nutrida.
La oportunidad se vence el 30 de noviembre; quien no la aproveche sencillamente dejará escapar la profesionalización de su persona.
Se hace necesario, al abordar el tema de licenciar, de otorgar un nivel de profesionista a alguien, la exigencia y el compromiso de seguir en activo dentro de las directrices que marcan el periodismo de alto nivel.
Ante ello recogemos el apartado de ética y periodismo, que en la cartilla mencionada encuentra este texto:
La mejor protección con la que cuentan los medios, se deriva de la propia manera en la que ejercen el periodismo. El periodista se preocupa porque sus historias, escritas, libre y responsablemente, no falten a la verdad y sean justas. También deben estar bien escritas pero ese es otro asunto, aquí estamos hablando de ética. La ética está determinada e impuesta socialmente por ello, quizá, todos sabemos cuando actuamos éticamente y cuando no, aun cuando no nos pongamos de acuerdo en una definición satisfactoria de lo ético.
Un código de conducta ética es la prudencia. Entendiendo por prudencia usar como criterio de lo publicable, el buen juicio. Es decir, ver la noticia y juzgarla con la madurez que nos permite distinguir entre lo que está bien y lo que está mal. Hay que discernir con cautela y evitar caer en apresuramientos para ganarle la nota al competidor, antes de estar preparados para publicarla. La templanza, que es la virtud que nos proviene del uso excesivo de los sentidos sujetándolos a la razón. Se trata de pensar con moderación al escribir una nota. De tener la sobriedad necesaria para no dejarnos seducir por el fanatismo o por la fascinación por un personaje.
La fortaleza se define por eludir los extremos. No hay que ser ni timorato ni temerario. La fortaleza es necesaria para resistir las tentaciones que podrían hacer que una persona pediera el buen juicio.
La justicia, es la virtud que nos inclina a dar a cada uno lo que le pertenece. La justicia es derecho, es razón, es equidad y hacer que se tomen en cuenta los merecimientos de cada persona. Es oír con atención de manera diferente y exponerlos con equidad y sinceridad. El propósito final de la labor periodística debe ser el deseo de descubrir y presentar la verdad con precisión, exactitud, imparcialidad, equilibrio y comprensión.