Con el descenso de los casos de coronavirus en Estados Unidos, el banco de inversión Goldman Sachs decidió reabrir sus oficinas de Nueva York el pasado mes de febrero y exigió a sus empleados que regresasen a sus puestos presenciales.
El CEO de la empresa, David Salomon, llevaba meses insistiendo en que no acaba de ver lo del teletrabajo, un modelo que el directivo considera una “aberración temporal” como consecuencia de la pandemia. Sin embargo, sus empleados no parecen estar de acuerdo con esa opinión, ya que el día de la reapertura de las instalaciones sólo se presentaron alrededor de 5.000 de los más 10.000 que trabajan allí, según Fortune.
Una circunstancia que no se debió a un error de comunicación, ya que según la revista estadounidense todos los empleados estaban perfectamente informados de la reapertura, sino más bien a una especie de rebelión contra la obligación de volver a la oficina por parte de los trabajadores.
Los portavoces de Goldman Sachs han explicado que, a pesar de la baja asistencia del primer día, los empleados fueron volviendo en mayor número a lo largo de la primera semana de la reapertura, hasta alcanzar entre el 70 y el 80% de la ocupación de su enorme sede de 44 pisos de Manhattan. Sin embargo, esas cifras siguen quedando muy lejos de lo que Salomon pretendía, que no era otra cosa que la vuelta de toda su plantilla a la oficina los cinco días de la semana.
El CEO del banco estadounidense considera que una parte importante del éxito de la compañía es reunir en un mismo espacio a trabajadores altamente cualificados a los que colaborar bajo el mismo techo beneficia. Y opina que dispersarlos, aunque funciona temporalmente, como han demostrado sus ganancias récord en 2021, acaba erosionando a los equipos y deteriorando lo que hace único a Goldman Sachs.
Al inicio de la pandemia, Goldman Sachs envió al 98% de su plantilla de todo el mundo a trabajar a casa. En América, Europa, Medio Oriente y África, a mediados de marzo, en Asia incluso antes. Y cuando los contagios empezaron a reducirse después de cada ola anterior a ómicron, se mostró más flexible que otras empresas del sector y no exigió la vuelta inmediata de sus empleados a las oficinas. Aunque, en paralelo, directivos como Salomon ya estuviesen pensando que el futuro de la empresa no era ni remoto ni híbrido, sino fundamentalmente presencial.
No ha trascendido información sobre los motivos que arguyeron esos 5.000 trabajadores para no acudir al llamado de la empresa, ni las consecuencias que su desacato podría tener. Tampoco se sabe si, ante esta circunstancia, Goldman Sachs repensará su política de vuelta estricta a la presencialidad.
El debate nuestro de cada ola
La situación que ahora se está dando en Goldman Sachs no es nueva ni exclusiva del banco estadounidense. El debate sobre el teletrabajo es una suerte de yoyó que va y viene en función de la situación epidemiológica del mundo. Se aleja casi hasta el suelo cuando los contagios por coronavirus se disparan y lo volvemos a tener entre manos cuando descienden los casos. Ahora que ómicron parece que nos ha dado una tregua, las empresas tienen que abordar el tema de nuevo, y la disparidad de criterios entre directivos y empleados se hace patente una vez más.
Una de las compañías que más problemas tuvo por el teletrabajo fue Apple, que entre verano y otoño de 2021 protagonizó un sonoro desencuentro entre directivos y empleados que acabó con la marcha de algunos profesionales a otras empresas del sector. Los trabajadores de Apple consideraron entonces que habían demostrado que podían trabajar en remoto con la misma efectividad que en las oficinas, pero los responsables de la empresa, con Tim Cook a la cabeza, opinaban diferente. La polémica, finalmente, la resolvieron temporalmente delta y ómicron.
Google también han anunciado hasta en cuatro ocasiones que sus empleados tenían que volver a las oficinas al menos tres días a la semana, con lo que se han mostrado algo más flexibles en sus exigencias a pesar de que han dejado claro que la presencialidad es también el modelo preferente en todas las empresas de Alphabet.
Otras compañías, como Microsoft o Amazon, han optado por dejar que se teletrabaje hasta que la situación esté realmente controlada, para no cambiar cada seis meses de modelo. Mientras que Salesforce decidió cambiar su política permamentemente en febrero de 2021, independientemente de lo que pase por la pandemia, y ofrecer tres opciones: híbrida, completamente en remoto o en la oficina. Meta, Twitter y Spotify, por su parte, han anunciado que sus empleados pueden trabajar en remoto para siempre.
No obstante, los sectores en los que trabajan estas tecnológicas y Goldman Sachs son diferentes, y entre muchas empresas financieras se está imponiendo la opción de regresar a la oficina, en algunas con la flexibilidad de un modelo híbrido, pero en otras con el regreso a la oficina cinco días a la semana, en especial entre las grandes de Wall Street, según Bloomberg.
Además, el alcalde de Nueva York, Eric Adams, sede de estas empresas, pidió hace unas semanas a las compañías de la ciudad que sus trabajadores volviesen a las oficinas, ya que, según su parecer, los edificios vacíos estaban frenando la recuperación de la pandemia en la ciudad.