La cápsula no tripulada Starliner, de la firma Boeing, aterrizó este miércoles sin contratiempos y a la hora prevista en el desierto de Nuevo México (Estados Unidos), tras separarse esta tarde de la Estación Espacial Internacional (EEI), adonde llegó el pasado viernes con suministro y equipos.
La nave espacial Boieng Starliner tocó tierra en White Sands, en el desierto de Nuevo México, a las 6:49 de la tarde de hoy, hora del este de EEUU (22:49 GMT), tal y como estaba previsto, dando así fin a un periplo de cinco días en los que se han puesto a prueba las capacidades de la cápsula para misiones tripuladas.
A las 6:45 de la tarde comenzaron a desplegarse los tres enormes y coloridos paracaídas y se activó el sistema de apertura de airbags en la parte inferior de la cápsula para amortiguar el impacto al tocar tierra, según las imágenes difundidas en directo por la estadounidense Boeing y la NASA.
Cuatro minutos después, la cápsula Starliner, que puede soportar temperaturas exteriores de hasta 3,000 grados Fahrenheit (1,648 grados Celsius) al entrar en contacto con la atmósfera, aterrizó con suavidad en las arenas de White Sands.
La Starliner regresa con 600 libras (270 kilos) de carga en su interior, que incluye tanques reutilizables del sistema de recarga de oxígeno y nitrógeno que proporcionan aire respirable a los miembros de la tripulación de la estación, unos tanques que serán recargados y enviados de vuelta a la EEI en un futuro vuelo.
Concluye así el término de la misión OFT-2 (Orbital Flight Test-2) desarrollada entre la NASA y Boeing que tiene como finalidad demostrar “las capacidades de extremo a extremo” de esta nave espacial, desde su despegue hasta su aterrizaje.
La firma privada prevé obtener la certificación de la NASA que le permita transportar astronautas hacia y desde la EEI, como ya hace la firma privada SpaceX a través de su cohete Falcon 9 y la cápsula Dragon, con los que ya han realizado cuatro misiones tripuladas a la estación espacial.
La OFT-2 no ha registrado mayores incidentes, salvo el ocurrido el pasado jueves 19 de mayo, unos 30 minutos después del despegue desde Cabo Cañaveral (Florida), cuando dos propulsores de la cápsula fallaron durante el proceso de inserción en la órbita planeada que la puso en dirección a la EEI, a la que llegó y se acopló sin problemas unas 24 horas después.
Ese incidente, que motivó la entrada en funcionamiento de un motor de respaldo, posiblemente alargue el análisis que hará la NASA previo a la certificación y, consecuentemente, retrase el primer viaje tripulado de la cápsula a la EEI, que de forma tentativa se había planeado para fines de este año.
Inicialmente estaba previsto que esta misión se llevase a cabo en agosto de 2021, pero la compañía decidió suspenderla tras detectar problemas ocasionados por el ingreso de humedad en algunas válvulas del sistema de propulsión de la nave.
En diciembre de 2019, tras despegar con éxito, fracasó un primer intento de la nave de alcanzar la EEI, al desviarse del rumbo previsto por problemas técnicos y no alcanzar la órbita buscada.
Al igual que SpaceX, la firma del multimillonario Elon Musk, Boeing tiene un contrato de más de 4,200 millones de dólares (más de 3.900 millones de euros) con la NASA para encargarse del traslado de ida y vuelta de astronautas y equipos a la EEI despegando desde suelo estadounidense.