A pesar de sus increíbles capacidades, como escribir poesía o diagnosticar enfermedades, la inteligencia artificial (IA) sigue teniendo limitaciones sorprendentes. Un estudio reciente reveló que modelos avanzados como GPT-4 y Gemini 2.0 tienen dificultades para realizar una tarea simple: leer la hora en un reloj analógico.
La investigación, realizada por la Universidad de Edimburgo, puso a prueba estos sistemas con relojes tradicionales. Los resultados fueron sorprendentes: los modelos acertaron solo en un 25% de los casos, cometiendo errores en el 75% restante. Los fallos aumentaron cuando los relojes mostraban números romanos o manecillas estilizadas, lo que subraya que no se trata de un simple error técnico, sino de una limitación en el reconocimiento de patrones visuales y relaciones angulares.
Este problema con los relojes es un claro ejemplo de la paradoja de la IA: mientras puede identificar tumores con alta precisión o analizar grandes cantidades de datos, no logra interpretar correctamente una imagen simple que para los humanos es intuitiva.
Además, los investigadores probaron cómo la IA maneja tareas relacionadas con el tiempo, como calcular fechas futuras o identificar feriados. Aquí también se presentaron errores, con una tasa de fallos de aproximadamente 20%. Esto limita el uso de la IA en aplicaciones críticas, como planificación, coordinación de tareas o navegación de robots autónomos.
Los expertos sugieren que la razón de estos fallos radica en que los modelos actuales de IA no comprenden realmente el contenido visual. Aunque pueden procesar imágenes y texto, carecen de un entendimiento profundo de conceptos espaciales y temporales, como los ángulos o las variaciones de tiempo en los calendarios.
En resumen, aunque la IA ha avanzado enormemente, aún tiene mucho que aprender cuando se trata de tareas tan simples y cotidianas como leer un reloj analógico o entender el tiempo de manera efectiva.