Tesla enfrenta una grave crisis tras reportar una caída del 13% en sus ventas, lo que representa su mayor descenso en tres años. Durante el primer trimestre de 2025, la compañía entregó cerca de 337,000 vehículos, un retroceso significativo frente al mismo periodo del año anterior. La empresa ha atribuido la caída a la transición hacia una nueva versión de su modelo más popular, el Modelo Y, aunque algunos analistas culpan al propio Elon Musk de la situación.
La creciente competencia de empresas como la china BYD también ha afectado a Tesla, mientras que la participación política de Musk en la administración de Donald Trump ha generado protestas y boicots contra la marca en diversos países. Las manifestaciones se han intensificado tras la implicación de Musk en iniciativas políticas, como la del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), que busca reducir el gasto federal y recortar personal público.
En medio de este panorama, las acciones de Tesla han caído más de un 25% en lo que va del año. Expertos como Dan Ives, de Wedbush, calificaron la situación como "un desastre", señalando que cuanto más Musk se involucra en política, más sufre la imagen de Tesla.
A pesar de las malas cifras, la compañía ha matizado los resultados, aclarando que estos solo representan "dos medidas" del desempeño y que los resultados financieros finales se publicarán el 22 de abril. Sin embargo, las protestas y los llamados a revisar la participación en Tesla por parte de fondos de pensiones crecen, especialmente tras la pérdida de más de 300 millones de dólares en tres meses debido al desplome de sus acciones.
El contralor de la ciudad de Nueva York ya anunció su intención de demandar a Tesla, acusando a Musk de distraer su atención de la gestión de la empresa y poner en peligro los activos financieros de los pensionistas.