Las ciudades están evolucionando más allá de lo físico. Hoy, vivir en una ciudad ya no implica trabajar o estudiar ahí. Gracias a la conectividad y la digitalización, una persona puede vivir en Ciudad de México, trabajar para una empresa en Berlín y estudiar en Harvard sin moverse de casa. Este fenómeno ha llevado a una transformación profunda en la forma de habitar los espacios.
El trabajo remoto, impulsado tras la pandemia, demostró que muchos sectores pueden ser igual de productivos sin presencia física. Según McKinsey, hasta el 20% de los empleados en economías avanzadas podrían trabajar desde casa permanentemente sin pérdida de eficiencia.
Esto ha abierto paso a nuevos conceptos urbanos como las co-ciudades: espacios flexibles, colaborativos y diseñados para diferentes etapas de la vida. Se prioriza el acceso sobre la propiedad, la cercanía de servicios y la eficiencia en el uso de recursos. Modelos como la "ciudad de los 15 minutos" en París y "The Line" en Arabia Saudita ya muestran esta visión en marcha.
Algunos de los cambios más destacados son:
1. Ciudades compactas y multipropósito: comunidades bien conectadas donde todo está cerca: salud, educación, entretenimiento y trabajo.
2. Propiedad flexible: crecen los modelos de alquiler con membresía o participación en fondos inmobiliarios, en lugar de comprar una vivienda fija.
3. Urbanismo por etapas de vida: ciudades especializadas según edad, intereses o propósito, como centros para estudiantes, jubilados o comunidades creativas.
4. Ciudades inteligentes: con sensores, inteligencia artificial y análisis de datos que optimizan servicios como transporte, salud y energía.
5. Autonomía alimentaria: auge de la agricultura urbana vertical, como en Singapur, que ya produce el 10% de sus vegetales en huertos verticales.
6. Infraestructura como servicio: modelos de suscripción para acceder a vivienda, transporte y recreación, sin necesidad de propiedad fija.
7. Educación híbrida: formación en línea combinada con laboratorios físicos compartidos, promoviendo el aprendizaje colaborativo a nivel global.
Incluso se están explorando ciudades flotantes y espaciales. Oceanix desarrolla ciudades sostenibles sobre el mar y SpaceX proyecta colonias en Marte a largo plazo.
El verdadero desafío es que las políticas públicas, leyes y modelos económicos avancen al ritmo de esta transformación. Las ciudades del futuro no se definirán por sus edificios, sino por su capacidad de adaptarse a las nuevas formas de vida, liberar tiempo y capital, y fomentar el potencial humano.