La computación cuántica, una de las tecnologías más prometedoras del futuro, aún se encuentra en fase experimental. Por ello, determinar con precisión cuánta energía consume no es una tarea sencilla. Actualmente, los ordenadores cuánticos disponibles son pequeños, inestables y con un margen de error elevado, lo que limita su eficiencia y eleva su consumo energético.
Según explica María José Calderón Prieto, doctora en Ciencias Físicas e investigadora del CSIC, estos sistemas requieren condiciones extremadamente controladas para funcionar. Uno de los mayores desafíos es mantener sus componentes a temperaturas cercanas al cero absoluto (-273 °C), lo que implica el uso de complejos sistemas de refrigeración y control. Esta necesidad representa el principal gasto energético de la computación cuántica hoy en día.
Consumo actual vs. potencial futuro
A modo de comparación, un ordenador portátil convencional puede operar con una potencia aproximada de 60 vatios, mientras que un sistema cuántico puede llegar a consumir 20.000 vatios (20 kilovatios), dependiendo de la tecnología utilizada. Así, si ambos trabajan durante una hora, el portátil consumiría unos 60 vatios-hora, frente a los 20.000 vatios-hora del ordenador cuántico.
Sin embargo, estos datos pueden resultar engañosos si no se pone en contexto: los ordenadores cuánticos actuales no están diseñados para resolver tareas simples, y además, todavía no han sido optimizados en cuanto a velocidad ni eficiencia.
Capacidad de cálculo exponencial
Una de las principales ventajas de esta tecnología radica en su capacidad de cálculo exponencial. Mientras que en un ordenador clásico duplicar los procesadores dobla la potencia, en el cuántico, cada nuevo cúbit multiplica de forma exponencial la cantidad de estados posibles. Por ejemplo, 10 cúbits pueden representar 1.024 estados cuánticos simultáneamente, lo que abre la puerta a resolver problemas que serían imposibles para la computación clásica.
Para alcanzar este potencial, es necesario superar varios retos técnicos, entre ellos la corrección de errores. Hoy en día, se necesitan muchos cúbits físicos para lograr un solo cúbit lógico confiable. Esto complica aún más el desarrollo y encarece el funcionamiento de los equipos.
Un futuro más eficiente
Según la experta del CSIC, cuando se logren sistemas cuánticos tolerantes a errores y con sistemas de control y refrigeración más eficientes, el consumo energético dejará de ser un problema. Además, aunque el consumo pueda seguir siendo alto, su capacidad para resolver problemas complejos de forma rápida y única lo hará más eficiente en términos de utilidad, especialmente en áreas como la investigación científica, la criptografía o el diseño de nuevos materiales.
En resumen, la computación cuántica consume mucho más que la convencional en la actualidad, pero está lejos de ser una competencia directa en tareas simples. Su verdadero valor radica en lo que podrá hacer cuando supere sus limitaciones técnicas actuales.