El Cuexcomate es arquitectura vernácula, es de tierra, es vivienda rural, campesina o tradicional, es arquitectura que no se habita, sin embargo habita; tal y como la han descrito e investigado en México Francisco López Morales, José Moya, Valeria Prieto, Oscar Haggerman o Jorge González Claverán, entre otros. Específicamente en el estado de Morelos, Oscar Alpuche, Sergio Martínez, Heladio Rafael Gutiérrez, entre otros.
El Cuexcomate se constituye en nuestro estado de Morelos como la tradición regional más auténtica. Esta arquitectura se hace distinta a las demás, porque aporta soluciones de integración al medio, es realizada por el mismo usuario, se apoya en la comunidad y en el conocimiento de sistemas constructivos heredados de forma ancestral.
El Cuexcomate ocupa el afuera, el patio, que en la arquitectura es parte y vida, es tierra que se levanta de la tierra misma, para evitar con la forma, la entrada de fauna nociva, es matriz, que guarda semilla, que al ser alimento da vida, es plástica, que configura formas sensuales, que diseñan el paisaje.
El Cuexcomate está en el territorio, en la memoria, es identidad, es parte del patrimonio cultural. Para la UNESCO, desde 1999 es Patrimonio Mundial. Conocer los Cuexcomates de Morelos, es aprender, cómo se construye, cómo se interpreta la cosmo percepción. Donde se juntan, la historia y la magia. De lo que se lee.
Pareciera que cuando se construye un Cuexcomate, se construye un mundo que gravita, que tiene peso, y también es etéreo, es frágil. Una base pétrea, la olla, vacío que se rodea de barro, para ser llenado con el alimento, que se hiciese bendito y se cargará del poder germinativo y que el corazón del maíz, reposará en su encierro de granos.
Almacén, guardado y magia, esperanza para un futuro, alimento para los días venideros.
Con respecto a la forma. Tema que los artistas gráficos han realizado, graficación con plástica que se percibe y sirve como acción comunicante, como un objeto único, cargado de símbolos, como recipiente que posibilite un futuro y como un elemento plástico.
Invita a estar, a contemplarlos, a fotografiarlos, a conocerlos, a sentirlos, a comprarlos en miniatura como artesanías. A recorrerlos y conocer todos los tipos que existen y convivir con las comunidades; a degustar de toda la cocina tradicional de los pueblos en las que los cuexcomates aún viven.
Donde está el Cuexcomate, tocarlo y verlo, es necesario. Vayamos al lugar, como Chalcatzingo, Cuautla, Ayala, Xoxocotla o Metepec, en Morelos. Hay que caminar los pueblos, entre calles de piedra para descubrir los cuexcomates en los patios y solares de las viviendas o en el calmil como le llaman en Chalcatzingo. Dialogar con la gente para conocer su historia y sus tradiciones es hoy en día una forma de vivir experiencias auténticas de turismo cultural.
El Cuexcomate es historia, objeto, sujeto y patrimonio. Es legado, herencia, y diálogo de saberes. Es un espacio de encuentro, de encuentro con la gente y con la arquitectura de tierra.
Por eso se interpreta y se relaciona con el concepto de Universidad, es decir una interrelación armónica entre lo natural y el ser humano. Entre la generación del conocimiento y el cúmulo de saberes, es un espacio que se construye con las manos y el corazón de todos, que guarda historias, leyendas y recuerdos, que almacena el bagaje cultural de todo un estado, de una región y de un país.
Gerardo Gama Hernández
Profesor Investigador
Escuela de Turismo
Ismael Reza Urbiola
Profesor Investigador
Facultad de Arquitectura