Coatetelco,” lugar de las serpientes en los montículos de piedra”, según varios historiadores, así se le conoció. Hoy Coatetelco se define por su exquisita gastronomía, bellos paisajes naturales, historia, la calidez de su gente y un ambiente de paz que todos disfrutan en compañía de sus seres queridos.
Para llegar desde Cuernavaca se debe tomar la carretera 95 hasta la desviación de Alpuyeca-Miacatlán, Coatetelco está a 2 km de Alpuyeca.
Una vez entrando en el poblado se ven señalamientos hacia la Zona Arqueológica, lugar donde habitó la cultura Tlahuica. Dicho centro fue de gran importancia en el periodo postclásico, después de la Zona Arqueológica de Xochicalco que se encuentra cerca de ahí. Es un lugar que no debe faltar durante tu visita y que a los más pequeños de la familia les encantará.
Conforme transcurre el día, el sol y el apetito aumentan, la gente local vende afuera de sus casas un tamal único en México, el de mojarra, ideal para compartir y calmar el hambre un poco porque aún faltan más platillos deliciosos por degustar.
En las orillas de la laguna se encuentran diferentes restaurantes típicos que en su mayoría ofrecen mojarras fritas, mojarras a la mantequilla, camarones a la diabla, entre otros. Son platillos exquisitos que se cocinan a la leña, de ahí viene su sabor particular. Se disfruta la vista del lago, los patos nadando, y las montañas reflejadas en este espejo de agua que son una manera de sentirse conectado con la naturaleza; aparte de todo se puede dar un paseo en lancha en donde los habitantes cuentan relatos y leyendas sobre el lugar, algunos mitos de cuándo se vació el lago y cómo se volvió a llenar.
Otra actividad que les encantará a los niños es el paseo a caballo que ofrecen en algunos restaurantes, los habitantes han sabido aprovechar el turismo como fuente de recursos económicos ofreciendo actividades complementarias durante los fines de semana y vacaciones, respetando siempre el medio ambiente. También van músicos locales que propician un ambiente amistoso al ritmo de canciones mexicanas.
Pronto es hora de irse, el atardecer pinta el cielo de colores rojizos y anaranjados, el sol se va ocultando en las montañas; pero no sin antes llevarse de recuerdo una artesanía del lugar, alguna pulsera tejida, canastos, bolsos o máscaras de palma puede ser un souvenir perfecto para recordar la visita a este maravilloso lugar.
El día está a punto de terminar, las deliciosas nieves de Alpuyeca nos esperan, cerrarán con broche de oro nuestro recorrido por una de las zonas más pintorescas de Morelos, nuestro Estado lleno de magia y tradición.
Frida Téllez Román
Estudiante de la Escuela de Turismo UAEM