En la actualidad dentro del territorio morelense se observan paisajes muy característicos, estos están compuestos de grandes extensiones de plantaciones de caña de azúcar, debido principalmente, a que existen dos ingenios dedicados a la elaboración de azúcar, estos están ubicados estratégicamente, ya que uno de ellos se encuentra en la zona sur del estado, es el ingenio Emiliano Zapata ubicado en el municipio de Zacatepec de Hidalgo y el segundo se encuentra en la zona oriente del estado, en el municipio de Cuautla, específicamente en la localidad de Casasano, que antiguamente era parte de la hacienda de San Pedro Mártir Casasano.
En estos dos ingenios, se reparte toda la caña que fue sembrada y cosechada en los límites estatales. En las carreteras federales y por los caminos de “saca”, se puede observar a los camiones que van uno tras otro, completamente cargados de cañas, las cuales las descargan en los ingenios para empezar el proceso de elaboración de azúcar.
Se debe recordar que la región que comprende el estado de Morelos, desde prácticamente el siglo XVI se dedicó a la extracción de azúcar a través de las empresas llamadas “haciendas”, las cuales contaban con grandiosas extensiones de tierra destinadas al sembradío de caña de azúcar, ya que necesitaban extensas plantaciones para obtener una vasta cantidad de azúcar.
En el paisaje de las plantaciones de caña de azúcar, en algunas ocasiones se yerguen diferentes elementos arquitectónicos pertenecientes a los cascos de las haciendas azucareras, elementos como bóvedas, cúpulas, arcadas, acueductos o simplemente muros con la tradicional técnica constructiva, donde la piedra y la pedacería de barro se juntan para crear los muros llamados “muros limosna” de las fábricas de azúcar, así como, chimeneas o más conocidas como “Chacuacos” de distintas formas, tipos y dimensiones, las cuales, servían para expulsar hacia el exterior los humos resultantes de la quema de madera o bagazo seco de caña de azúcar con las que se calentaban las calderas, para cocinar el “guarapo” como comúnmente se le conocía al jugo de la caña y de esta forma, iniciar el proceso de elaboración de azúcar.
Existen principalmente dos tipos de chimeneas en las haciendas morelenses, las primeras son las pertenecientes al espacio arquitectónico conocido como “Hornalla”, la cual, es el espacio destinado a la quema de combustible del sistema “a fuego directo”, estas chimeneas se encuentran adosadas al muro que divide la casa de calderas de la hornalla y casi siempre son de sección rectangular, miden aproximadamente de entre 5.00 a 8.00 metros de altura y es una chimenea por cada caldera.
Es decir, por cada caldera que se quisiera calentar se requería un tiro de chimenea para desalojar el humo resultante.
Posteriormente, estas chimeneas evolucionaron a los conocidos “Chacuacos”, que básicamente estaban destinados para la misma función, pero con una mayor cantidad de flujo de humos y a una mayor altura.
Esto sucede ya que para el segundo tercio del siglo XIX, termina el sistema “a fuego directo” e inicia la “era del vapor” con maquinaria especializada que optimizaba la extracción de azúcar en una mayor cantidad y a menor tiempo, es decir, la industria azucarera sufrió una modernización en sus procesos de elaboración de azúcar con las nuevas patentes de maquinaria que surgían en el mundo, sin embargo, esta nueva maquinara requería instalaciones especializadas para funcionar correctamente, es de esta manera como se hace necesario la construcción de chimeneas o chacuacos más altos y de mayor capacidad para el fácil desalojo del humo que éstas originaban.
Los paisajes naturales que se presentan en el estado de Morelos, a través de la caña de azúcar combinado con la arquitectura de los cascos, genera cierta emoción y expectativa, ya que, al observar esta combinación siempre surge una curiosidad de investigar lo sucedido en el sitio, ya que no es muy común que casas de campo con arquitectura de este tipo se encuentren en medio de los cultivos.
Hasta antes del sismo del 19 de septiembre del 2017, se tenía un conteo de al menos 24 chacuacos y 12 hornallas con sus chimeneas, sin embargo, se sabe que algunas sufrieron daño permanente o colapsaron en dicho sismo.
Sin embargo aún se pueden realizar recorridos turísticos por varias haciendas de Morelos o bien, pasar un extraordinario fin de semana en algunas que ofrecen servicios de hospedaje y alimentación, balnearios, servicios de spa y banquetes. Así que no lo pienses más y toma tu celular o cámara fotográfica y disfruta de la historia de estas grandes edificaciones, recorre sus hermosos paisajes culturales y naturales, convive con las comunidades y su gente y, vive las haciendas de Morelos, patrimonio cultural y natural de México. #HaciendaMorelense
Mtro. Adolfo E. Saldívar Cazales
Mtro. Salvador Gómez Arellano
Profesores Invitados UAEM
Fotografías
Saldívar y Gómez