La pirámide está dedicada a una deidad relacionada con la agricultura y el pulque, y sus montañas fueron uno de los primeros parques nacionales de México, cuando las declaró así Lázaro Cárdenas en 1936.
Tepoztlán es un pueblo que admiramos los morelenses por el número de esforzados de profesionistas que en el siglo pasado se formaron, para bien de su pueblo y de México.
Una escuela en el centro del poblado lleva el nombre de Escuadrón 201, como reconocimiento a un tepozteco que combatió en las Filipinas.
Reconocido por múltiples generaciones fue el profesor Estanislao Rojas, mi maestro, que superó los cien años de edad con lucidez asombrosa, refrendando la fama de inteligentes que tienen los habitantes de tan peculiar pueblo.
LA SEÑORA DE LA NATIVIDAD
Desde los primeros momentos de la colonia los dominicos se apresuraron a edificar en Tepoztlán, empezando quizás con la capilla abierta para convocar a los naturales y seguidamente el templo y convento de La Natividad.
El monumento es un sitio de encuentro de reminiscencias góticas del medievo, con rasgos inequívocos del talento y el trabajo indígena.
La portada plateresca reúne a la Virgen y el Niño con ángeles y santos y la presencia de las estrellas, la luna, el sol, además del infaltable sello de los dominicos.
Es curioso ver que justo bajo de la virgen emergen, de escudos y monogramas, cabezas con fauces abiertas. Los conocedores dicen que son los perros asociados a los dominicos, pero con un indudable sello prehispánico. Todo lo anterior consagrado al nacimiento de Jesús, a la navidad.
LA RECUPERACIÓN DE UNA JOYA
El convento de La Natividad está inscrito como Patrimonio de la Humanidad junto con otra decena de conventos morelenses, cuya conservación es un asunto costoso y complejo.
Por lo anterior es de celebrar la labor realizada durante largos años por el INAH, encabezada por Marcela Tostado y Beatriz Sandoval para devolver su dignidad al edificio.
En Tepoztlán se hizo una restauración cuidadosa y distante de algunos trabajos que en otras partes requirieron inversiones cuantiosas. Los especialistas trabajaron echando mano, más a su talento, oficio y cariño, que a recursos materiales.
Infortunadamente el terremoto del 2017 daño severamente el convento, pero de inmediato se puso manos a la obra para restañar las heridas. Día a día se recupera esta joya morelense consagrada a la natividad.
UN MUSEO PARA LA COMUNIDAD
En el primer piso del convento hay un museo dedicado a los tepoztecos y abierto a todo el mundo. Nos cuentan que responde a un sondeo en el que los niños se preguntaban “¿Qué hay detrás de las montañas?
La respuesta va desde una maqueta que muestra la orografía del lugar a objetos e información que ubican a Tepoztlán en el mundo y al mundo en Tepoztlán.
Esperamos que pronto se reabra visite el lugar en cuyas salas prevalece la buena pedagogía, en convivencia con la sencillez.
DE CONTEMPLACIONES A CONTEMPLACIONES
Bien sabemos que las órdenes monásticas no vinieron a México a refugiarse en el rezo y la contemplación. En los conventos de México se transmitió y recreó la lengua, la música, el teatro y hasta la cocina,
Como sucede en muchos monasterios, algunos ventanales contaban con un asiento llamado poyo, donde la lectura y la reflexión se daban naturalmente.
En Tepoztlán hay ventanas con poyos, pero contaba además con un soberbio mirador, abierto al incomparable espectáculo de la cordillera tepozteca, sitio placentero de los monjes disfrutaron y que colapsó en el 2017. Cuando haya sido restaurado habrá que celebrar el contar nuevamente con una de las joyas del patrimonio morelense.
HASTA LA AZOTEA
El oficio de fotógrafo permite ciertos privilegios que la propia cámara permite compartir, por ejemplo la vista que se tiene desde las azoteas de edificios como el convento al que nos referimos.
Los conventos morelenses tienen el perfil de los llamados “conventos-fortaleza”, no porque se esperaran acciones bélicas, sino más bien siguiendo tendencias arquitectónicas, por ejemplo de Extremadura, o tal vez reconociendo la fuerza de la cultura muros afuera.
En la azotea hay dispuestos conjuntos de pináculos que parecieran competir con las cúspides del Tepozteco.
Adalberto Ríos Szalay
Profesor Escuela de Turismo de la UAEM.
Fotografías: Sistema de Archivos Compartidos UAEM-3Ríos
(Adalberto, Ernesto, Adalberto).