Significa, por tanto: "Sobre la punta de la tierra", "La nariz de la tierra" o "Nacido de lo alto de una montaña". Este singular pueblo, no fue de mi conocimiento hasta pasado un año de mi llegada a la entidad, cuando supe de su existencia la curiosidad abordó mi mente y no tardé mucho en organizar mi primera excursión al sitio que me terminaría enamorando y convirtiéndose en parte de mi vida.
La primera ocasión que visité Tlayacapan, me transporté a otra época al admirar el ex convento de San Juan Bautista construido en el siglo XVI, pasear por sus calles empedradas, observar la labor de los alfareros y la calidez de su gente, fue lo que me hizo comprender porque la gente habla de él.
Previo al nombramiento como Pueblo Mágico, Tlayacapan era un poblado más del estado de Morelos, eso si, con una gran riqueza cultural y mucho potencial, mismo que fue explotado en muchas ocasiones por la industria cinematográfica, acumulando una gran cantidad de filmaciones; la que más llama mi atención fue la realizada por “The Killers”, banda que en 2006 hace su primer presentación en México, eligiendo como escenario inicial una sencilla cantina en Tlayacapan, donde se presentaron con el nombre de “Los Dientes de Perro” y grabaron el video musical del sencillo “When we where Young” (mismo que cuenta con más de 119 millones de visualizaciones en YouTube). Cuando me enteré de que la locación de aquel video se encontraba tan cerca de mí y además ya la había visitado, decidí volver al sitio, en esta ocasión puede apreciar todo de manera pausada y desde otra perspectiva, observé a la gente en su día a día, caminé y caminé, recorrí las calles, encontré la capilla que había sido usada en el videoclip y pude andar por el monte llegando hasta la cruz que se encuentra en lo alto. Al terminar el día, quedé satisfecha con la nueva vivencia y me dije que éste sería uno de esos lugares especiales a los que volvería siempre que tuviera la oportunidad.
Con el paso de los años y la entrega del distintivo “Pueblo mágico”, llegaron inversionistas con la intención de desarrollar distintos proyectos, algunos bien recibidos por los pobladores ya que trajeron beneficios para la localidad, pero otros en cambio, percibidos como una competencia dura y agresiva contra aquellos, que en los últimos años habían encontrado en el turismo él sustento. Es así como el pueblo que antes contaba con un reducida oferta de alojamientos, restaurantes y bares, ahora tiene un amplio catálogo que orilla a pobladores a desarrollar maneras de afrontar la competencia, ideando estrategias para mantenerse activos y distinguirse; Por ello, los lugareños intentan encontrar la forma de mantenerse en boga, sin perder su identidad, una “tarea difícil” en una época en que la sociedad consume productos genéricos y carentes de alma, es por esto que algunos pobladores se rehúsan al cambio, por temor a dejar atrás lo conocido, pero son los más jóvenes quienes saben que en la correcta administración y conservación de su cultura y patrimonio se encuentra el futuro y desarrollo de la comunidad.
Por todo esto, te invito a conocer Tlayacapan, pero no solo a visitarlo, sino a experimentarlo, vivirlo, recorrerlo a fondo, disfrutarlo, andar por las calles al atardecer, degustar la cocina tradicional del mercado, sentir la calidez de su gente, hacer una parada para contemplar cada una de las capillas del pueblo que con orgullo representan a sus barrios, construidas sobre las ruinas y sepulcro de centros ceremoniales de la de la época prehispánica y no menos importante gozar de su arquitectura vernácula.
Así que, una vez concluidos los días de quedarnos en casa por esta emergencia sanitaria mundial, anota entre tus prioridades conocer la magia de este pueblo.
Visita Tlayacapan, tal vez encuentres en él lo mismo que yo, un sitio que llevo siempre en el corazón…
TEXTO Y FOTOGRAFÍAS:
Astrid Organista Zafra
Profesora de la Escuela de Turismo de la UAEM