Las investigaciones científicas revelan que el Homo sapiens comenzó a expandirse hace 150,000 años, y tan solo le bastaron 100,000 años para llegar a Europa y al continente Americano. Es en este periodo inicial que se abrazan los fundamentos de un desarrollo económico-social comunitario; resulta interesante que con el pasar de los años y dado el desarrollo de algunas formas de trabajo, el ancestro del hombre modificó su morfología misma y se irguió hasta tomar una postura vertical, configurando y reconfigurando su estructura esquelética, el cráneo y por supuesto el cerebro. El trabajo también permitió que las manos, pero particularmente el dedo pulgar se perfeccionara hasta poder aprehender los objetos y manipularlos de manera adecuada.
Con este efecto dominó evolutivo se impulsó tanto el progreso de la razón humana como el aprovechamiento de los recursos naturales para brindar bienestar y satisfacer sus necesidades fisiológicas básicas de una forma rudimentaria inicialmente, utilizando materias primas tal y como las brindaba la naturaleza y de forma similar a como lo hacen los animales. Todo este contexto para mencionar que ha
sta después de miles de años, el ser humano adquirió las habilidades suficientes para transformar su entorno, aprovechando la fabricación de instrumentos, y lograr alrededor de los 10,000 años a.n.e. el desarrollo de la agricultura, una vez domesticadas especies vegetales que le permitían asentarse en un lugar específico, un hogar.
Para el caso mexicano, la domesticación incluyo el maíz, el frijol, el cacahuate, el chile y en general todos los productos pertenecientes a la milpa mexicana. A pesar que en incontables ocasiones se habla de maíz y milpa con tanta ligereza, en la actualidad algunos procesos tradicionales, por no decir todos, escapan de una comprensión de la realidad donde el arte de cultivar la milpa no fue, ni es, una tarea sencilla…En primer lugar, los campesinos tradicionales tienen en sus genes, casi extintos, el dominio de procesos que no necesitan de fertilizantes sintéticos o de un tractor para mantener una lógica de sustento, sino solo de sus conocimientos ancestrales enaltecidos por unos cuantos, pero casi siempre desacreditados sin que se tenga una pizca de conocimiento o reconocimiento de lo que implica ser un campesino tradicional. De hecho, la actividad del campesino tradicional es tan demandante y compleja que poco podría mantenerse de mediano y largo plazo sin haberse educado en tal forma cultural.
Para empezar se tiene cualidades y talento acumulados por generaciones, incluyendo, la disciplina para sufrir los rayos del sol a poco más de 40°C mientras trabaja; fortaleza física para soportar los embates del medio ambiente; debe saber comunicarse con su milpa al trasmitirle emociones y sensaciones con un lenguaje que poco es reconocido; para ellos debe hablarse náhuatl, que de por si no es poca cosa, e incluso resulta un idioma mucho más apreciado por extranjeros que por sectores de población local; tener un corazón con sentimientos comunitarios, así como ética y honor intactos y sobretodo, debe ser dueño de su tierra muchas de las veces denominada de propiedad social que para nuestro caso del tipo ejidal o comunal. Al mismo tiempo, debe manejar las técnicas y tecnologías tradicionales probadas y comprobadas en el tiempo, lo que implica saber leer las condicionantes del clima, oportuno para cada proceso y un rasgo esencial, audaz y sobresaliente, es que debe tener el carácter y el tesón incluso para dominar a las bestias de trabajo. Pero ¿Cómo sembrar maíz sin máquinas de gasolina?; en primer lugar, el campesino lee el inicio y final de la temporada de lluvias para preparar el terreno; este proceso comienza con el barbecho, el cual es una remoción de tierra o suelo con ayuda del arado, la yunta y el yugo. El arado es un instrumento ocupado para remoción de tierra y generación de surcos, los cuales son hendiduras longitudinales, de hecho de ahí que proviene el posible significado de Cuernavaca o Kuenahuac, conjugación de “Kuemitl” que significa surco o barranca y “Nahuac” rodeado de, que es traducido como “junto o rodeado de surcos”; la yunta es la conformación de una pareja de caballos, pero principalmente de bueyes que tiran del arado. Los bueyes a diferencia de los toros son bestias que están castrados y que se utilizan en las labores de la agricultura; el yugo es la pieza de madera, hueso u otro material sujeto al timón del arado, con dos arcos que se ajustan a la nuca de los dos bueyes, justo detrás de sus cuernos.
Una nota interesante es que se les cataloga bueyes a los toros domados o entrenados para trabajar y recibir órdenes, es decir, hay una técnica de domesticación y entrenamiento de bestias que por excelencia no fueron concebidas para serlo. De hecho, en la comunidad existen procesos sorprendentes de intercambio, ya que cuando un campesino requiere rentar a una bestia de trabajo, si este ya está entrenado, el dueño recibirá una parte proporcional de la cosecha por el trabajo ejecutado, pero si requiere entrenamiento, el tributo para el dueño es recibir en su momento a un buey que ya sabe trabajar. En segundo lugar, después de la tercera semana de empezadas las lluvias según sea el caso, es el momento apropiado para generar los surcos y con ello la siembra del maíz, ya que la tierra se vuelve blanda. Antes de comenzar, el campesino debe observar las características del terreno, para que la posición de la líneas de los surcos sean las correctas, es decir, que la pendiente sea la suficiente para que los productos de la milpa no se ahoguen y pudran, pero la necesaria para que el agua y la humedad sean suficientes.
Si bien el proceso culmina hasta que llega la cosecha entre 4 y hasta 5 meses después de sembrar, harían falta cientos de hojas para terminar de relatar dichos procesos, ya que las palabras se quedan cortas ante tremendos conocimientos y vivencias que por siglos se han consolidado y han pasado de mano en mano, por lo que en un segundo momento se podrían describir las interesante vivencias de ¿cómo domesticar una bestia y vivir para contarlo?, ¿el corazoncito de maíz va en el surco o en el lomo?, ¿cómo sembrar milpa y no solo maíz? y ¿cómo ordenar al buey para que camine en el surco y no pise la milpa? Mientras tanto, sería interesante considerar el catastrófico escenario donde los restos de la agricultura tradicional están a punto de ser sepultados, por lo que las vivencias y conocimientos comunitarios son parte fundamental del patrimonio inmaterial de Morelos que debiera ser recuperado como una forma de aproximación entre los sectores urbanos que le desconocen y en consecuencia, su reivindicación y uso para una educación no formal que sirva socialmente a todos.