Según mi profesor de Historia de la arquitectura Heladio Rafael Gutiérrez Yáñez, este convento fue fundado entre 1530 y 1550, documentos del Archivo General de la Nación sustentan que aproximadamente en el año de 1540, los indios de Tlaquiltenango construyeron un convento para los frailes franciscanos; sin embargo, Kubler sugiere que fue construido entre 1555 y 1565, dada la semejanza que tiene con el de Cuernavaca.
Los franciscanos lo habitaron por algún tiempo para después abandonarlo y, los frailes dominicos aprovecharon la situación y se instalaron ahí a pesar del rechazo de los indígenas.
Los problemas entre los franciscanos y los dominicos comenzaron cuando los frailes franciscanos, además del poder que el Papa les otorgó, se expandieron libremente a lo largo de la Nueva España, mientras los dominicos y agustinos, que llegaron años después, se vieron limitados y condicionados a la repartición previa hecha por los franciscanos, que para 1559 habían fundado ya ochenta monasterios.
Los franciscanos estuvieron en el pueblo de Tlaquiltenango desde 1540 hasta 1573. En un principio fundaron una iglesia y una casa pequeña con ayuda de los naturales, en donde vivieron los primeros guardianes del convento. Entre ellos se encontraban los siguientes frailes: Fray Francisco Lorenzo, Fran Francisco Morante, Fray Rodrigo de Bienvenida, Fray Francisco de Santamaría, Fray Matías de Lambarria y Francisco Morillo.
Fray Francisco Santamaría, mientras estaba como guardián del convento, junto con Martín Cortés y los indios señaló el lugar donde se construiría la iglesia y el monasterio de Tlaquiltenango. El modelo y traza la hizo Juan Sánchez Talaya, quien ya estaba trabajando en la iglesia y monasterio que se construiría en la Villa de Cuernavaca. Santamaría hizo los cimientos y las paredes del monasterio y de la iglesia.
Los franciscanos estuvieron hasta el año de 1573, el fraile encargado del convento en ese momento, Fray Antonio de Torres, reporta que debido a que le fueron arrebatadas las llaves del convento por parte de los dominicos, dio parte de este hecho al alcalde mayor de Cuernavaca, don Diego Mercado, el cual envió al indígena Gaspar de los Reyes “con la vara de la justicia” para evitar problemas mayores.
Así, los indios y principales de Tlaquiltenango fueron a ver al virrey don Martín Enríquez, quien le pidió al provincial de Santo Domingo que mandara religiosos para el partido de Tlaquiltenango, y aunque no quería hacerlo, tuvo que aceptar y mandó a los frailes dominicos.
Según la versión de los dominicos, la toma de posesión del convento fue pacífica y con la aceptación de los frailes franciscanos, quienes les entregaron las llaves del edificio. Los dominicos fueron quienes terminaron la construcción de la iglesia y del convento, para lo cual contrataron y pagaron un salario al español Luis de Ribera, quien posiblemente era arquitecto, aunque esto no se sabe con certeza.
Los dominicos estuvieron en el convento durante doce o catorce años, hasta que fueron despojados por el marqués de Villamanrique en 1583, quien entregó la doctrina a los franciscanos. La cédula en que el marqués otorga el convento a los franciscanos dice lo siguiente:
“Don Álvaro Manrique de Zúñiga, Marqués de Villamanrique, Virrey lugarteniente de Su Majestad y Gobernador y Capitán General de la Nueva España, Presidente de la Audiencia y Cancillería Real que en ella reside dicha por cuanto en cumplimiento de una Real Cédula de Su Majestad fechada en la puente del arzobispo a 19 de marzo de 1583 en que por ella Su Majestad manda restituir a los indios de Tlaquiltenango sujetos de Cuernavaca la casa y monasterio de dicho pueblo con todas sus visitas y sujetos para que los religiosos de San Francisco les administren en ella doctrina como en los años pasados solía hacerlo”.
Después de este mandato del marqués de Villamanrique, los frailes franciscanos volvieron al convento sólo por unos cuantos años, por que los dominicos continuaron con el litigio, pidiendo regresar al pueblo de Tlaquiltenango, lo que lograron quedándose en él definitivamente.
Continuará…
TEXTO:
GERARDO GAMA HERNÁNDEZ.
PROFESOR Y DIRECTOR DE LA ESCUELA DE TURISMO DE LA UAEM.
REFERENCIAS:
TLAQUILTENANGO
CRÓNICA PICTOGRÁFICA DE UN CONFLICTO RELIGIOSO
LAURA ELENA HINOJOSA. UAEM.
FOTOGRAFÍAS:
ARCHIVOS COMPARTIDOS UAEM-3RÍOS
ADALBERTO, ERNESTO Y ADALBERTO.