“Las fotografías de Adalberto Ríos Szalay son sonoras, cuentan historias, hacen ruido, demasiado ruido”.
Ismael Reza Urbiola
Uno de los objetivos principales del turismo responsable consiste en conservar el patrimonio cultural y natural de los destinos a visitar. Pero para ello es fundamental conocer los recursos que poseen esos destinos. Morelos es rico en expresiones culturales y en la diversidad de recursos naturales, pero no solo eso, también es privilegiado por ser el hogar de grandes personajes que han documentado, investigado y promovido nuestro patrimonio.
Uno de ellos, grande entre los grandes, es Don Adalberto Ríos Szalay. Nacido en Cuernavaca en aquellas épocas cuando la primavera sí era eterna. Eterna como el legado que este 28 de marzo nos ha dejado. Dentro de sus muchos aportes a la promoción, conservación e investigación del patrimonio morelense se destacan las acciones que encabezó para lograr el reconocimiento de la valía de la Banda de Tlayacapan, a la que se otorgó en 1998 el Premio Nacional de Ciencias y Artes, máxima presea entregada por el presidente de México; durante su gestión como director del Instituto de Cultura de Morelos acompañó la inscripción de Xochicalco como Patrimonio Mundial, encabezado por el antropólogo Víctor Hugo Valencia y el director de Patrimonio Mundial del INAH Francisco López Morales; también, promovió el logro de incorporación en las denominaciones como Patrimonio Mundial de la UNESCO, de la Celebración del Día de Muertos de la comunidad de Ocotepec; y en 2014, junto con sus hijos, Adalberto y Ernesto creó el proyecto Archivos Compartidos UAEM-3Ríos, mediante el cual puso a la disposición de la UAEM la totalidad de su archivo, proyecto de vida, de más de un millón de imágenes para usos docentes, de investigación y promoción cultural (acervo reconocido por la UNESCO como Memoria del Mundo).
Con su extraordinaria cámara LEICA al cuello y sus bastones, don Adalberto Ríos Szalay pasó sus últimos 10 años de vida por las aulas y auditorios de la UAEM, en una de sus grandes pasiones, -además de la fotografía-, la docencia y la investigación universitaria. Con su gran sentido del humor que lo caracterizaba, el Mtro. Adalberto llegaba muy puntual a su clase de patrimonio cultural o bien a la de fotografía, siempre y cuando el elevador funcionara, de lo contrario había que subir escaleras, pero eso jamás fue una limitante o una barrera que le impidiera llegar a su clase, en su pequeño cubículo del ala poniente del nuevo edificio 1, ahí mostraba a sus estudiantes imágenes de Morelos, de México y del mundo, narrando en cada una de ellas una historia o una experiencia, que lograra sembrar en las y los estudiantes el amor por el patrimonio cultural y natural.
Cuando hablemos de explorar Morelos, recordemos que seguramente ese lugar que estamos viendo, esa expresión cultural, la gente de nuestras comunidades, ese amor por Morelos ya fue documentado fotográficamente por Don Adalberto Ríos, con su peculiar mirada para encontrar una historia en cada click de cámara. Pero cuando hablemos de Don Adalberto Ríos, estaremos hablando de aquel gran morelense que recorrió el mundo con su cámara y su ideal de apreciar y, sobre todo, conservar el patrimonio de la humanidad.
TEXTO Y FOTOGRAFÍAS: GERARDO GAMA HERNÁNDEZ, PROFESOR INVESTIGADOR DE TIEMPO COMPLETO UAEM