La zanahoria es un vegetal con cualidades beneficiosas tanto para la salud como para la estética. Lo que se consume de la zanahoria es la raíz de la planta, de color anaranjado aunque existen variedades de color más morado o amarillento. Ya desde la antigua Grecia se conocían las virtudes y propiedades de este alimento pero la raíz solo se consumía como medicamente, y en alimentación se usaban las hojas como condimento. No es hasta el siglo XVI cuando en Holanda se mejoró la especie dando como resultado las actuales zanahorias naranjas, grandes y carnosas.
Esta es una de las verduras que contiene más concentración de glúcidos en
comparación con las demás. Estos glúcidos hacen aumentar las calorías, aún así, 100 gramos de porción comestible de zahorias solamente nos aportan 44 kcal.
Su contenido en hidratos de carbono son 7,3 gramos por 100 gramos de porción comestible de zanahorias, y contiene 3 gramos de fibra, tanto soluble como insoluble. Su contenido en fibra es uno de los motivos por los se recomienda consumirla en casos de estreñimiento y hemorroides. Además, la zanahoria hervida, o al vapor es ideal para aquellas personas que sufren de dolor de estomago, úlceras, gastritis o enfermedades intestinales. Esta verdura tiene propiedades suavizantes y calmantes de las mucosas digestivas.
Desde el punto de vista vitamínico hay que destacar su contenido en vitamina A, “con una zanahoria mediana (70 gramos) cubrimos las recomendaciones diarias de vitamina A para las mujeres y en caso de los hombres se cubre aproximadamente el 90%. En concreto la zanahoria es rica carotenoides que son necesarios para el buen funcionamiento de la retina. También participa en el buen estado de la piel y la mucosa” explica la nutricionista Marta Sanz.
Además, las zanahorias contienen varios tipos de carotenoides beta-caroteno (el más abundante), alfa-carotenos y en mayor cantidad luteína. “ El beta-caroteno tiene un papel preventivo de enfermedades como el cáncer, cataratas, enfermedades cardiovasculares y frena la degeneración macular senil. Esto se debe a su capacidad antioxidante. El alfa-caroteno previene las enfermedades coronarias. La luteína previene el daño oxidativo causado por la luz en la retina y el cristalino. Por tanto previene el deterioro causado por la edad en el ojo, como las cataratas” explica Sanz.
Es importante destacar que la zanahoria forma parte del grupo de alimentos con “efectos prometedores” en la prevención de algunos tipos de cáncer, según señala la OMS en su informe World Cancer Report 2014. Junto con las espinacas y los tomates, hortalizas que también contienen carotenoides, sirven para prevenir el cáncer de mama.
A las zanahorias también se les atribuye propiedades cosméticas, y estas también se basan en los carotenoides. Su efecto antioxidante ayuda a combatir los signos del envejecimiento y a proteger nuestra piel ante las agresiones externas como los rayos UV. Además, su alta concentración de beta-carotenos nos ayudan a la piel a mantener un color bronceado, ya que estimula la formación de melanina, pero hay que advertir que un exceso podría producir un color naranja amarillento.
Zanahoria, cruda o cocida
La Vitamina C es también importante en la zanahoria pero esta es una vitamina hidrosoluble y por tanto se pierde en la cocción. Siempre que sea posible debemos cocer las zanahorias al horno y con piel, si se hierven que sea enteras y con piel, pero si queremos trocearlas que sea a trozos grandes. Siempre hervirlas con la menor cantidad de agua posible y en un recipiente cerrado, y si podemos hacerlas al vapor.
Aunque si queremos conservar todas sus propiedades intactas debemos comer la zanahoria cruda. Podemos optar por convertirlo en un snack y comerlo entre horas para saciar el hambre, o como un ingrediente más en cualquier ensalada.
Las personas que sufran de dolencias digestivas sí deben optar por comer este vegetal hervido o al vapor porque es mucho más digestivo que crudo y sus propiedades reparadoras de la mucosa digestiva siguen intactas después de la cocción.
Vía: La Vanguardia