Es probable que hallar ese núcleo del que parte la coherencia entre lo que pensamos, sentimos y hacemos, sea más complicado que la descripción anterior. También es muy cierto que de la mano de la madurez emocional venga ese equilibrio con el que somos capaces de dejar de exigirle a los demás para comenzar a darnos todo a nosotros mismos. Cuando una mujer intenta recibir lo que “le hace falta” de una pareja, está claro que ella no busca ni conoce el amor, más bien intenta llenar los vacíos de un desequilibrio que no la deja avanzar.
Vivir no significa respirar, levantarte todos los días, cepillarte los dientes y salir a cumplir tus obligaciones. Esas actividades comprueban nuestra existencia, pero no le dan ningún sentido a nuestra realidad, es por ellos que necesitamos encontrar el equilibrio entre lo que deseamos y lo que estamos haciendo para conseguirlo. Exigirle a un hombre que cumpla ciertas expectativas, que nos entregue partes de su vida o que nos resuelva partes de la nuestra, no tiene que ver con amor o solidaridad, sino con una dependencia sembrada en la inmadurez de nuestras emociones y concepciones.
Las cosas que una mujer madura no le exige a un hombre en una relación van desde la forma en que él decide demostrarle su cariño, hasta el futuro que él planea compartir con ella. Finalmente nosotras decidimos qué y quién nos puede hacer felices, pero también quién ha dejado de hacernos sentir plenas.
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Ella jamás esperará que él la mantenga. El apoyo económico es importante, pero en una pareja ambos deciden cómo llevarán sus finanzas. Un hombre no es sinónimo de un ingreso mensual y demostrar una incapacidad para valerte por ti misma te arrebata toda tu independencia, pues eso también quiere decir que no eres capaz de tomar desiciones por ti sola.
Nunca le pedirá que deje su trabajo o actividades para pasar más tiempo con ella. Una mujer madura es quien sabe discernir entre cantidad y calidad cuando se trata de compartir tiempo con su pareja, por lo tanto no dejará de lado sus pasiones o su profesión para enfocarse sólo en él. Así que tampoco intentará que él no cumpla con su trabajo o abandone su prioridades por pasar más momentos juntos.
No pretenderá decidir quiénes serán sus amistades y a quiénes deberá dejar de frecuentar. Una mujer racional no aceptaría perder el contacto con alguna amistad sólo porque su pareja se lo exige, por lo tanto ella tampoco pediría algo así.
Los planes a futuro y los compromisos en pareja son cuestiones que deben decidir entre los dos, por lo tanto una mujer madura se aseguraría de elegir como compañero de vida a alguien que compartiera sus sueños. Por ejemplo, cuando una mujer sabe que su pareja no cree en el matrimonio y ella decide aceptar esos términos, domina que no es válido exigirle que cambie de opinión de un momento a otro.
No exige que él aparente algún estereotipo, pues para ella son importantes los valores verdaderos y no los superficiales. Una mujer madura conoce todo de su pareja y por lo tanto se enamora de una persona real, no de alguien a quien pretende cambiar para su conveniencia.
Ella nunca reclamaría sobre la forma en la que él le expresa su amor por medio de las redes sociales. Exigirle a una pareja que cambie su foto de perfil o nos dedique algún estado en Facebook es realmente estúpido, pues eso no prueba absolutamente nada. Si él disfruta compartir publicaciones sobre su relación tómalo como un cumplido, si no lo hace una mujer madura sabe que eso no afecta la complicidad de su relación.
Una mujer adulta no espera que su pareja se convierta en una máquina de acero. Alentarse entre los dos a llevar un estilo de vida saludable es importante y provechoso para su relación, pero demandarle que pase dos horas en el gimnasio o forzarlo a que lleve una dieta especial es algo que una chica madura nunca haría.
Una mujer sabia no requiere de ninguna “prueba” por parte de su pareja. Cuando una relación está construida sobre una base de confianza ella nunca le pediría a su pareja que le muestre su celular o que le dé las contraseñas de todos su asuntos privados. Para una persona madura eso sería una falta de respeto intolerable.
El respeto, la cordialidad, paciencia y empatía son algunas de las características que representan a una persona madura. Por esa razón es fácil diferenciar entre una mujer que ha encontrado el equilibrio en su vida y una que sigue en busca de él. Ella se aleja del drama y de la complejidad en una relación, es sensata y está dispuesta a encontrar el punto medio antes de llegar al conflicto. La experiencia la vuelve consciente de muchas situaciones que una chica inmadura ni siquiera notaría. En conclusión, una mujer madura no le exige a un hombre que la ame para poder amarse a sí misma.