Un estudio llevado a cabo por una universidad en Finlandia ha demostrado que la naturaleza juega un papel muy importante a la hora de propiciar un correcto descanso para nuestros hijos, y que las siestas al aire libre, tan habituales cuando salimos a pasear con nuestro bebé, tienen múltiples beneficios para su salud.
Siestas más prolongadas y profundas cuando se hacen al aire libre
La investigadora de la Universidad de Oulu, en Filandia, Marjo Tourula, publicó un informe sobre el sueño infantil tras estudiar las rutinas de los bebés finlandeses y sus horarios de sueño, tanto cuando duermen dentro de casa como cuando lo hacen en el exterior.
En Finlandia, así como en otros páises nórdicos, es una práctica común dejar a los bebés durmiendo en sus cochecitos aparcados en las aceras mientras su familia compra o hace alguna gestión.
Los padres nórdicos aseguran que cuando sus hijos duermen en la calle enferman menos que cuando lo hacen en interior, y es que parece que esta práctica, que tanto nos llama la atención, realmente tiene múltiples beneficios para los bebés.
Al margen de este dato, los hallazgos de Tourula sugieren que las siestas al aire libre son tan bien acogidas por los bebés porque no están dirigidas por sus padres. Es decir, ellos no deciden cuándo y cómo debe dormir su hijo sino que es el propio bebé quien lo hace.
Tourula observó que cuando las madres van al parque y dejan a su bebé dormitar en el cochecito mientras ellas trabajan a su lado, los niños descansan más profundamente y durante más tiempo que cuando duermen en el interior de la vivienda; en concreto hasta 90 minutos más.
Beneficios tras despertar
Pero los beneficios de dormir al aire libre no sólo se extienden al campo de la saludpues, según los estudios de Tourula, el hecho de que los bebés duerman siestas más largas al estar en el exterior les ayuda en su desarrollo y aporta beneficios a medio plazo.
Según las madres encuestadas para este estudio, se ha observado que los bebés que duermen al aire libre comen mejor, tienen mejor estado anímico y aprenden más rápidamente. Y aunque no sea exclusivamente durmiendo, se ha visto que los niños que pasan más tiempo en el exterior (jugando, haciendo deporte, paseando...) tienen mayor capacidad de concentración que los que están en el interior de las casas.
Pero además de todo esto, Tourula ha observado un beneficio colateral que afecta a los padres y es el hecho de que las siestas más largas de sus hijos y como éstas afectan positivamente a su carácter, permite a los padres relajarse, despejarse y tener más tiempo para ellos mismos.
"La siesta al aire libre de los niños es una costumbre deseable cuando promueve el bienestar de la familia, aunque las necesidades del niño y su seguridad siempre deben ser lo primero" - especifica Tourula en su estudio.
¡Pues tendremos que tomar ejemplo de Finlandia y disfrutar de un buen descanso en medio de la naturaleza!