La mayoría de las veces los perros corresponden a los cariños que les damos, haciéndonos creer que sienten lo mismo que nosotros sentimos por ellos
En cada hogar con una mascota se repite la escena: alguien, sobre todo en momentos de soledad, comienza a hablarle como si pudiera responder. En estas ocasiones, en las que casi siempre hay un perro, la persona cree o aspira a que su fiel amigo le entienda.
Estamos acostumbrados a hablar con nuestros perros todo el tiempo y nos sentimos completamente convencidos de que algo captan, sobre todo cuando obedecen a nuestras órdenes o dan alguna señal de que comprendieron nuestras palabras, como brincar, mover la cola, correr o poner “carita triste” si lo que les dijimos fue un regaño. La mayoría de las veces, los perros corresponden a los cariños que les damos, haciéndonos creer que sienten lo mismo que nosotros por ellos. Pero queda siempre la duda: ¿entienden?
Tal vez habría que empezar por tomar en cuenta el vínculo emocional y afectivo que tenemos con nuestras mascotas y cómo percibimos rasgos "humanos" en ellos. Cuando estamos tristes o enfermos, ellos son los primeros en cuidarnos y no se despegan de nosotros ni un minuto, son incondicionales.
A la hora de llegar a casa, nuestro perrito brinca de felicidad y corre por toda la sala de la emoción, nos llena la cara de lengüetazos y de mucho amor porque se alegran de vernos después de muchas horas en los que los dejamos solos. Los perros se ganan todo nuestro amor desde el primer momento en el que los vemos y nos causa intriga saber qué piensan de nosotros cuando nos miran o cuando los regañamos, qué sienten cuando los abrazamos o acariciamos. Queremos saber si nuestra relación es tan especial para ellos como lo es para nosotros o si al menos significa algo.
Por eso el doctor Gregory Berns e investigadores de la Universidad Emory de Atlanta decidieron estudiar cómo los perros procesan el lenguaje humano. A fin de resolver sus dudas utilizaron un escáner de imágenes por resonancia magnética funcional para ver qué partes del cerebro de los perros están activas cuando hablamos con ellos.
La investigación ofrecía una dificultad primordial. ¿Cómo meter a un perro en una cápsula de resonancia magnética y cooperara a los fines del estudio. Todo fue gracias a El Cairo, un cuadrúpedo que participó en la misión militar que acabó con la vida del terrorista Bin Laden. El Cairo saltó del helicóptero junto con los agentes de la marina. Eso hizo pensar al doctor Berns que si los militares habían entrenado a un perro para el gran ruido de un helicóptero, era posible meterlos a cámaras de imagen por resonancia magnética para averiguar lo que piensan y sienten.