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Por qué las mujeres somos más ansiosas que los hombres: la ciencia lo explica

CARINA GIORDANO
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Los trastornos de ansiedad se caracterizan por miedo excesivo, tensión muscular, cansancio e intranquilidad. Este tipo de enfermedad mental es una de las más comunes (se encuentra en el 4 % de la población mundial) y puede poner a los pacientes en riesgo de sufrir depresión.

Las personas con ansiedad tienen más probabilidades de perder días en el trabajo o en los centros de estudio, lo que disminuye sus posibilidades de avanzar en su carrera o hacia una mejor calidad de vida. Todas estas pueden ser las consecuencias de los trastornos de ansiedad, que comúnmente son tomados como inofensivos.

¿Por qué las mujeres tienen más ansiedad que los hombres?

La estudiante de Cambridge Olivia Remes, autora de un artículo de The Conversation, junto a otros investigadores de la universidad, condujeron una revisión de estudios para enterarse de qué sucedía con la ansiedad según datos demográficos. Además de enterarse de que en Europa y en Estados Unidos las personas sufren mucho más de ansiedad que en otras regiones (aunque para países en vías de desarrollo no hay suficiente información), también encontraron que las mujeres son el grupo más afectado por estos trastornos.

Hay varias razones para que la ansiedad decida afectar más a las mujeres. Algunas tienen que ver con la biología, otras con factores de la crianza y el desarrollo social, es decir, las experiencias a las que están expuestas.

Las respuestas hormonales

La diferencia más obvia y prevalente entre los sexos es la hormonal: se ha sugerido que el estrógeno reacciona con la serotonina, pero las investigaciones todavía siguen su curso, y no está confirmado exactamente cómo.

Según el reporte Anxiety and Phobias, de la escuela de medicina de Harvard, un estudio en ratas encontró que los eventos estresantes inducían respuestas hormonales diferentes según fueran hembras o machos. En las hembras, el estrés aumentaba los niveles de estradiol, una forma de estrógeno. Este incremento parecía impedir sus habilidades de aprendizaje. En el caso de los machos, el estrés funcionaba totalmente al revés: el estrés estimulaba un incremento en esteroides adrenales, que, de hecho, mejoraban su capacidad para aprender.

Estos resultados sugieren que, debido a respuestas hormonales, el sexo masculino podría tener mayor facilidad para superar este tipo de situaciones. De todas formas, los resultados obtenidos en un grupo de ratas no necesariamente aplica para los humanos.

De acuerdo al artículo de The Conversation, también existen estudios que relacionan el subidón de hormonas durante el embarazo (particularmente progesterona y estrógeno) con un riesgo elevado de desarrollar trastorno obsesivo compulsivo, que, si bien no es un trastorno de ansiedad, está relacionado con «pensamientos repetitivos y perturbadores, impulsos y obsesiones que son angustiantes y debilitantes».

Lo que dicen las estadísticas

Un artículo científico, llamado Examining Sex and Gender Differences in Anxiety Disorders, realizó una revisión de estudios sobre el tema de la diferencia de sexo o de género en el tema de los trastornos de ansiedad, y encontró que las mujeres tienen más probabilidad de presentar condiciones de comorbilidad (existencia de dos o más enfermedades al mismo tiempo) en trastornos parecidos.

De acuerdo con este artículo, si bien las discapacidades que afectan a hombres y mujeres que padecen trastornos de ansiedad son comparables, las mujeres tienden a tener síntomas más graves.

Según Remes, las mujeres tienden a reaccionar a eventos estresantes a través de la rumiación, un proceso de pensamiento repetitivo que pone en la balanza una y otra vez las causas y las consecuencias de una situación, para encontrar una solución (a través de un mecanismo no muy efectivo). Por su parte, los hombres tienen tendencia a enfrentar los problemas de manera más orientada a la resolución de problemas en la práctica.

Los problemas sociales de las mujeres

De acuerdo con el reporte de la Universidad de Harvard, varios estudios confirman que es mucho más probable que las mujeres y las niñas sean víctimas de abuso físico o psicológico. Experiencias como esta son factores de riesgo conocidos para el trastorno por estrés postraumático, que, si bien no es un trastorno de ansiedad, episodios de ansiedad elevada están entre sus síntomas.

El abuso durante la niñez también parece causar cambios a largo plazo en la química y en la estructura cerebrales, y predisponer a los individuos que lo vivieron a desarrollar trastornos de ansiedad. El trauma temprano puede causar un incremento duradero en hormonas del estrés, cuyos altos niveles pueden mantener el sistema nervioso autónomo en un estado de alerta permanente.

Se ha descubierto que el hipocampo, la parte cerebral que procesa las memorias y las emociones, es más pequeño en algunas mujeres que sufrieron abusos en la niñez. Según Harvard, no está claro si este se empequeñece debido a la respuesta al trauma o si ya era pequeño y por eso predispone a las personas a desarrollar trastornos de ansiedad.

Otro estudio comprobó que las mujeres que fueron abusadas sexualmente también tienen una circulación sanguínea anormal en esta parte del cerebro. Por último, algunos estudios en animales revelaron que el estrés puede dañar a las células en el hipocampo.

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