En México tenemos todos los ingredientes para lograr una dieta ideal, solo basta mirar atrás. Según Arlet Jardón, supervisora del servicio de alimentos del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, la dieta ideal para el mexicano es la “tradicional”, esa que incluye cereales, granos, plantas y alimentos de origen animal con bajo aporte de grasa que en conjunto son una solución a la mala nutrición y consecuencias como el sobrepeso.
En la milpa y en el campo también encontramos ingredientes que aportan vitaminas y minerales como el maíz, el jitomate, el frijol, la calabaza, el chile, los quelites, las frutas, las verduras y las semillas. Todos estos alimentos -procedentes de la dieta general de Mesoamérica- son parte de una alimentación balanceada y diversa.
Estos son los ingredientes mexicanos que hay que comer para tener para una dieta balanceada (inspirada en la dieta tradicional).
Granos y semillas: frijol, lentejas, chía, ayocote y amaranto.
Aportan un sinfín nutrientes: vitamina B, hierro, magnesio, zinc y cobre. Además, disminuyen el riesgo de adquirir enfermedades cardiacas y, en porciones correctas, ayudan al mantenimiento del peso corporal.
Verduras: chiles, quelites, nopales, epazote, huauzontles y calabaza.
Las verduras y hortalizas son necesarias para una dieta balanceada. En México los quelites son famosos por aportar una gran cantidad de fibra y vitamina C. Los chiles también son fuente de vitaminas -A, B y C-, en especial el habanero (también se usa para curaciones y migrañas).
Frutas: mamey, papaya, xoconostle, chía, chicozapote y tuna.
Las frutas nos aportan azúcar y energía. Por ejemplo: el chicozapote es uno de los árboles más nobles que tenemos; de él se toma la goma para el chicle y su fruto ayuda a la disminución del colesterol y los niveles de triglicéridos.
Proteínas: gallina, guajolote, pescado, conejo e insectos.
Las proteínas aportan nutrientes que ayudan a la formación de tejidos y defensas para proteger a nuestro organismo. Además de las proteínas habituales hay alternativas como los chapulines, un insecto que niveles mucho más altos que la carne de res y el pollo.
“Debemos dejar de consumir productos industrializados, que vienen de lugares lejanos, que tienen envolturas tóxicas, que emplean procesos poco respetuosos con las plantas, los animales, la tierra, el agua y las personas que trabajan en su producción.”
-Laura Elena Corona, Antropóloga y una de las autoras de Comida, Cultura y Modernidad en México.