El atún es uno de los alimentos más versátiles y de los cuáles se pueden preparar de muchas maneras, pero quizá no es lo mejor para la salud.
Y que si bien sabemos que el atún natural es un alimento muy completo pues contiene una buena cantidad de ácidos grasos ricos en Omega 3 que puede ayudar a bajar los niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre, además de contener vitamina B, B2, B3, B6 Y B12 que ayudarán a tu sistema cardiovascular.
Sin embargo, cuando este se encuentra enlatado es posible que todas estas propiedades disminuyen considerablemente, además de que al estar enlatados por los procesos de conservación aumenta la cantidad de sodio, pues puede aumentar la presión sanguínea.
También es bueno saber que el atún enlatado al ser consumido diario puede contener altas cantidades de mercurio, que es un metal imperceptible pues es inodoro además de que tampoco tiene un sabor en específico y no se ve.
¿Por qué no es tan recomendable consumir atún en lata?
Cuando este metal entra a nuestro organismo por medio del atún en lata se convierte en una neurotoxina que afecta al sistema nervioso y al cerebro y a la larga puede presentar síntomas como debilidad, disminución de la vista y el oído, insuficiencia renal, entre otros.
Para las mujeres embarazadas y niños se recomienda evitarlo pues son más vulnerables a sus efectos negativos. La razón es simple, el mercurio puede atravesar la barrera hematoencefálica que pertenece al sistema nervioso central o a la placenta justo cuando el cerebro se encuentra en formación y este puede provocar alteraciones en el desarrollo neuronal del feto.
El mercurio se puede medir por medio del cabello y la sangre y por lo regular los síntomas que pueden indicar que algo anda mal es que si se notan temblores, extremidades entumecidas o aumento en la presión sanguínea, que esto también puede ser por el alta contenido de sal.
Es por eso que se recomienda solo consumir el atún enlatado solo dos veces y mejor recurrir a pescado fresco, sobre todo el salmón, trucha, tilapia o sardina.
