La gastronomía mexicana es muy amplia y rica, no solo en sabor, también en tradición y simbolismos, la cocina nos puede llevar no solo por olores y texturas, también por mitos y creencias, este es el caso de la leyenda de los jumiles, el significado detrás de los insectos comestibles de Guerrero.
Taxco, una ciudad en el estado de Guerrero, no solo consume jumiles, los veneran. Estos pequeños insectos parecidos a las chinches pueden comerse secos y tostados, o molcajeteados en salsas que acompañan otros platillos y se venden en pequeñas bolsitas con hoyitos a la espera de su final en un plato o un taco, o ya tostaditos y listos para comerse.
La leyenda de los jumiles
Este insecto no solo es apreciado por su uso en la gastronomía, tiene su propio santuario, el Templo del Jumil, en el cerro de Huixteco, el más alto de la Sierra de Taxco, al que llegan miles de pobladores a venerar y recolectar a estos bichitos.
Desde la época prehispánica a los jumiles se les consideran almas de difuntos queridos que vuelven del inframundo a este plano para convivir con sus seres amados. Es por eso que mucha gente acostumbra decir “¿ya trae a la familia?” cuando ven a alguien bajando del cerro con una bolsita de jumiles.
La costumbre es recogerlos de rodillas y cuando suben a cazarlos lo hacen con toda la familia, incluso se acompañan de música y fiesta mientras algunos comen jumiles vivos entre rizas, gozo y mucha tradición.