Muchas personas que lidian con el alcoholismo piensan equivocadamente que su forma de beber no afecta a nadie más, pero esta idea no podría estar más alejada de la verdad y desde luego que son los hijos de padres alcohólicos los más afectados por esta situación.
El alcoholismo es una enfermedad y cuando ésta se sale de control, la crianza de los más pequeños no solo suele quedar en un segundo plano, también se convierte en una pesadilla para ellos. La razón es que todo el tiempo están viendo cuándo bebes y cómo te comportas cuando lo haces.
Un estudio publicado en 2015 en el sitio de la Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., que revisó a más de 25 mil familias en 21 análisis previos, concluyó que los impactos negativos de los padres que beben alrededor de los niños son numerosos, entre ellos, que los hijos de los alcohólicos que toman en el hogar son más propensos a desarrollar comportamientos adictivos en el futuro.
Además, un niño con padres alcohólicos experimenta tristeza, dolor, enfado e impotencia y alteran a la familia completa. Algunos progenitores pueden maltratar a sus hijos emocional y físicamente. Otros los desatienden al no darles suficientes cuidados o guía.
Desafortunadamente, los efectos de crecer alrededor del alcoholismo a veces son tan profundos que duran toda la vida, afectando la forma en que los niños convertidos en adultos se ven a sí mismos y a los demás, así como su interacción con los otros.
Los niños y el alcohol no se mezclan
De acuerdo con el Dr. Aaron Jannsen, colaborador de Very well Mind, los hijos de los adultos alcohólicos podrían tener problemas en el futuro para distinguir entre las buenas y las malas conductas, y entrar en confrontación consigo mismos cuando se den cuenta que beber no se considera normal en otras familias.
Los niños con padres que beben en casa también pueden desarrollar problemas de confianza, acostumbran a juzgarse a sí mismos con demasiada dureza y suelen buscar la aprobación de los demás.
Y para aquellos que todavía piensan que los niños no notan cuando estás borracho o tomas una o dos copas, una investigación holandesa de 2020 reveló que los hijos son más perceptivos de lo que imaginamos.
Según este estudio, los niños son capaces de aprender desde una edad temprana cuándo es apropiado beber y cuántos tragos están bien observando a todos los adultos en sus vidas.
Los investigadores preguntaron a 75 padres y 83 madres qué tan común sería que los adultos bebieran en una variedad de situaciones, como durante una fiesta, en el trabajo, mientras ven la televisión o mientras conducen.
Luego, preguntaron a 359 niños no emparentados, de 4 a 8 años, en qué situaciones pensaban que era común o apropiado que los adultos bebieran. Descubrieron que a medida que los niños crecían, se volvían cada vez más conscientes de las normas sociales que rodean el consumo de alcohol.
Como se sabe, los niños copian el comportamiento de los padres y su familiaridad con el alcohol podría provocar que empiecen a beber alcohol desde una edad temprana, o que lo hagan con más frecuencia, debido a que está respaldado “socialmente”.