La tradición de regalar huevos de Pascua es muy antigua, sin embargo, las primeras evidencias históricas sobre esta tradición por supuesto no involucran chocolate, ni tampoco las hermosas decoraciones que vemos hoy en día.
La Pascua es la celebración religiosa en la que los cristianos rememoran la resurrección de Jesús, pero ¿por qué asociamos esta fecha con conejos y huevos?
Se dice que el conejo de Pascua surgió con la leyenda que dicta que fue el animal que acompañó a Jesús en el sepulcro y fue testigo de su resurrección. Al presenciar el milagro, Cristo le encomendó la tarea de ser un ser mensajero y esparcir por todo el mundo la buena noticia.
Por su parte, la leyenda del huevo de Pascua menciona que María Magdalena fue la primera en portarlo, ya que, tras la muerte y resurrección de Jesús, fue ella quien fue a darle la noticia a Tiberio, emperador de Roma, quien durante al escuchar su relato, durante una cena, se burló e incrédulo le dijo que su historia era tan poco creíble como el hecho de que un huevo, señalando a uno que estaba sobre la mesa, pudiera volverse rojo. La sorpresa fue que en ese instante el huevo tornó su color a rojo.
Otra leyenda dice que la costumbre de regalar huevos en estas fechas nació en el siglo IV, cuando al llevar a cabo la Cuaresma, los fieles dejaban de consumir huevo, pero las gallinas seguían dotándolos de ellos. Por lo que, al término de la vigilia, regalaban los excedentes el último domingo de la Semana Santa como símbolo de gratitud, renacimiento y esperanza.
Con el paso del tiempo comenzaron a ser decorados, y paulatinamente se empezaron a hacer de chocolate en el siglo XIX en algunas localidades de Europa y, poco a poco, esa tradición se extendió por todo el mundo.