El frío de la mañana, acentuado por las persistentes lluvias, puede desafiar el ánimo de cualquiera. Sin embargo, los amantes de la cultura mexicana y de su vibrante gastronomía tienen un as en la manga: el atole de guayaba. Este brebaje caliente y deliciosamente reconfortante es el complemento perfecto para tu desayuno al final de la semana, ofreciéndote una explosión de sabor y energía con la que iniciar el día.
El atole es una bebida ancestral que los mexicanos han preparado durante siglos. En su forma más básica, se hace con harina de maíz y agua, pero la belleza del atole radica en su versatilidad. Existen infinitas variaciones de esta bebida, dependiendo de la región del país en que te encuentres.
La dulzura de esta delicia caliente generalmente proviene del piloncillo o azúcar, mientras que el sabor se realza mediante el uso de diferentes especias aromáticas. Hoy en día, es común encontrar recetas de atole que incorporan canela, vainilla, anís o flor de azahar, aportando cada una su toque único y distintivo.
Pero, ¿qué tal si a esa deliciosa base de atole le añadimos una fruta conocida por su riqueza en vitamina C y su bajo aporte calórico? ¡Ahí es donde entra la guayaba! Esta fruta tropical no solo es refrescante y sabrosa, sino que también aporta vitaminas A, E, y B12, y es rica en minerales como el cobre, hierro, calcio, magnesio, potasio, manganeso y fósforo. Incorporándola a nuestro atole, obtenemos una bebida matutina nutritiva y sabrosa que nos ayuda a combatir el frío y nos prepara para enfrentar el día con energía.
Entonces, aprovecha la temporada de lluvia y déjate envolver por la calidez y el sabor de un tradicional atole de guayaba. No sólo estarás saboreando un pedazo de la historia y la cultura mexicanas, sino también nutriendo tu cuerpo con los múltiples beneficios que esta deliciosa fruta tiene para ofrecer. ¡Toma nota y prepárate para aprender cómo hacer este delicioso atole de guayaba en casa!
Atole de guayaba
Cocción 40 min
Preparacion 10 min
Total 50 min
Ingredientes
½ kg de guayaba
300 gr de piloncillo
360 gr de leche evaporada
1 taza de maíz nixtamalizado
1 varita de canela
1 pzca de bicarbonato de sodio
2.5 l de agua
Preparación
En una olla añade un litro agua junto con la canela y el piloncillo, pon a calentar a fuego medio hasta que se disuelva el piloncillo.
Mientras tanto, lava las guayabas, retira los extremos y corta en pequeños trozos. añade las guayabas en trozos a la olla y sube el fuego a nivel alto y cocina por 10 minutos hasta que se ablanden las guayabas. retira del fuego y deja enfriar.
Una vez que las guayabas hayan enfriado licúa y cuela para retirar las semillas.
Lleva la preparación a una olla y añade un litro más de agua y el líquido con las que herviste la fruta. deja calentar por 15 minutos.
Con el agua restante (medio litro) añádela a la licuadora junto con el maíz nixtamalizado y procesa.
Una vez que ha pasado el tiempo baja el fuego y revuelve, añade en forma de hilo la mezcla de maíz y sigue revolviendo por diez minutos.
Finalmente, añade la leche evaporada sin dejar de revolver.
Mezcla hasta que la preparación espese.
Sirve en una taza y disfruta de esta bebida exquisita.